Opinión

CAMINO A LA BEATIFICACIÓN “AGUCHITA”

Compilación:

Ricardo Sevillano Valderrama (*)

Nació el 13 de junio de 1920 en Coracora, Ayacucho. En un hogar donde fue aprendiendo las virtudes cristianas y formando su carácter alegre y vivaz que le dio ese aire de serenidad y paz.

A sus 18 años se fue a Lima donde tuvo su primer contacto con la Congregación del Buen Pastor. En 1942, distingue claramente el llamado de Jesús y emprende la hermosa aventura de ser misionera de la misericordia. Vivió con fidelidad inquebrantable su vocación religiosa. Fue testimonio creíble de la misericordia en la comunidad, era quien ponía el sello de solidez espiritual y apostólica.

De 1970 a 1975 compartió con la comunidad de las Hermanas Contemplativas. Agustina fue para ellas una excelente y abnegada enfermera, un apoyo constante y fraterno.

En 1986 forma parte de la comunidad del Noviciado. Su testimonio de vida fue un factor importante en la formación inicial de novicias. Llegamos a la última etapa de su vida. No la más importante, pero sí la que puso en evidencia toda su riqueza personal y su opción por los pobres, los pequeños del Reino: su misión en Centro Poblado “la Florida”  y su sueño hecho realidad: “trabajar en la Selva”.

La Congregación había asumido allí un proyecto de promoción de mujer dirigido especialmente a la joven y a la mujer campesina y de las zonas nativas, las más pobres del valle.

La situación fue tornándose muy difícil debido a la presencia de grupos subversivos en el valle de Yurinaqui. Permanecer allí era para la Congregación un gran desafío, con dos alternativas: o abandonar la misión o ponerse en riesgo constante de “dar la vida”. La comunidad optó por lo segundo. Aguchita, pese a su salud quebrantada, siguió fiel a su opción en absoluta coherencia.

El 27 de setiembre de 1990, el Buen Pastor le hizo su último llamado de ofrendar su vida en manos de un grupo subversivo.

Aporte: Congregación Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor.

Uno de los ex pobladores de La Florida contaba sobre la postura de Sendero:

[…]los de S.L. querían caos, y las religiosas generaban esperanza, tranquilidad y decían que esto va a mejorar, va a cambiar, hay que ir a la iglesia… Ese lado no les gustó a los otros. querían generar caos, para que la gente se vaya con ellos… La iglesia cumplía su rol de predicar, de enseñar, de crear esperanza. A los otros (PCP-SL) no les gustaba eso.

Durante el periodo de violencia, los agentes pastorales padecieron ataques. Pese a ello, algunos intentaron dialogar con los subversivos, sobre todo para que no se llevaran a los jóvenes de la zona. Se vivían tiempos de persecución, inseguridad y amenazas. Se había escuchado decir que el PCP-SL tenía planes de atacar a la Iglesia, porque era considerada como el “colchón que impide rebelarse” y era el “postre” de la revolución. En los años noventa, la gente vivía atemorizada y en una psicosis colectiva.

A la muerte de “Aguchita”, algunos pensaron que el momento del ataque a la Iglesia había llegado. Los agentes pastorales, pese al miedo, resistieron y permanecieron en su lugar.

Congregación Nuestra Señora del Buen Pastor en La Florida

Desde inicios de los ochenta, la Congregación venía realizando su trabajo pastoral, priorizando la formación de jóvenes y la asistencia a los niños, así como apoyo a los adultos, sobre todo a las mujeres. Como parte de sus actividades, las hermanas organizaban paseos con los menores, mejoraban las huertas para cultivar verduras, además granjas para criar conejos y gallinas. En La Florida, la casa de las hermanas, poco a poco fue convirtiéndose en un lugar de formación para mejorar la capacidad de las mujeres, jóvenes y niños del pueblo. En aquel lugar, alejado de las comodidades de la modernidad, las hermanas realizaban sus tareas como brindando un servicio a los pobladores.

Testimonios sobre la hermana Aguchita

“A pesar de sus setenta años, se mostraba siempre jovial, serena e incansable dedicándose al trabajo de evangelización y promoción de la mujer en talleres de tejidos, repostería y cocina. Tenía el don de convocar a grandes y niños. Todos en La Florida, buscaban a la Hna. “Aguchita”. A su lado, los niños aprendían a rezar, a tejer, a hacer pan, a cuidar las plantas y los animalitos.

“Decía Aguchita”: “Que hermoso, que bello, que lindo, Dios nos ha regalado esas cosas, los animalitos, las aves”; le encantaba contemplar la naturaleza, también le gustaba sembrar plantas, en especial, la lechuga. De allí su nombre de cariño: “Hermana Lechuga”, por su eterna sonrisa fresca que irradiaba paz, serenidad y algo más…

Día del Martirio de “Aguchita”: 27 de setiembre (1990) – La Florida

…Eran las tres o cuatro de la tarde, cuando un grupo de PCP-SL, llegó al poblado y, de inmediato convocó a una reunión en la plaza principal:

…Eran siete hombres y mujeres armados, por supuesto; pero con ropa de civil […]; uno nomás tenía una buena arma, el resto era todo escopetas.

Luego del consabido discurso y las vivas al “Camarada Gonzalo”, uno de ellos empezó a llamar por sus nombres a algunas personas de la lista que tenía en mano: Juan Pérez Escalante, Luis Pérez Marín, Pedro Pizarro, Efigenia Marín de Pérez, doña Jesús Marín de Pérez y la Hna. María Agustina Rivas, de setenta años; acusada de trabajar con los ashaninkas, hablar de paz y no hacer nada, distraer a los niños con caramelos, distribuir alimentos y organizar a las mujeres.

Cuando “Aguchita” intercedió por los demás, diciendo: “Son personas que no han hecho daño a nadie”, respondieron: “Que a ti ahora te salve tu Dios. A tu Dios le vamos a cortar el cuello”.

Momentos después, comenzaron las ejecuciones. Todos los nombrados (6) estaban formando una fila y uno a uno fueron ajusticiados ante la aterrada mirada de los pobladores. Cuando le tocó el turno a la hna. Aguchita, una joven senderista le dispara cinco tiros: dos en el lado izquierdo del tórax, dos en el brazo izquierdo, y uno en el occipital izquierdo; así murió Aguchita, para vivir eternamente en el corazón y la memoria de sus hermanas y de la gente que amó.

Queridas hermanos y hermanas:

• “Aguchita”, ingresa a mi corazón, cuando escucho a las hnas. De la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor, el martirio sufrido el 27 de setiembre de 1990 de manos del grupo asesino de S.L., por amar al prójimo y a la naturaleza.

• Nunca voy a olvidar lo vivido como testigo el 10 de agosto de 1991, los religiosos hermanos franciscanos: Miguel y Zbigniew fueron asesinados cobardemente por SL en Pariacoto y el 25 de agosto del mismo año, le ocurrió el martirio al hno. Sandro, por los mismos asesinos, en Santa.

• Mi agradecimiento a la Hna. María Antonieta Llanos, a la Hna. Alicia Corvacho y a la Hna. Norma Condori, por su paciencia, al alcanzarme sus vivencias con la Hna. Aguchita:

Únete a la Cruzada Camino a su beatificación.

(*)  Católico, Apostólico y Romano