Editorial

::: NO BAJAR LA GUARDIA :::

Tanto la red asistencial Ancash de Essalud como la red Pacifico Sur del Ministerio de Salud han confirmado la semana pasada que los registros oficiales que manejan respecto a la cifras del covid 19, han observado un descenso de hasta 40% en comparación a los números que se observaron en las épocas más críticas de la pandemia.

El gerente de la red asistencial Ancash de Essalud Ramón de la Cruz, como el director de la red Pacifico Sur Marlon Juárez, han señalado que los centros de atención ya no presentan los apuros y las angustias de los momentos más difíciles de la enfermedad en los cuales no solo no había medios para atender a tantos pacientes, sino que muchos se morían sin que el personal médico pudiera hacer algo.

Son los meses en los cuales los registros diarios de nuestra región alcanzaban los 300 y hasta 500 pacientes por día, así como los 20 a 30 muertos en las últimas 24 horas, cuando los hospitales llegaron a su máxima capacidad de atención y los médicos denunciaban que habían colapsado, aun cuando la atención nunca se suspendió.

Afortunadamente para nuestra región, que presentaba cifras elevadas a pesar que ostentaba una cuarentena absoluta, primero, y una cuarentena focalizada, luego, la atención se afianzó con el incremento de camas hospitalarias y de UCI en medio de la pandemia, un acierto que ha permitido sostener el famoso pico de la enfermedad.

En efecto, primero fue el gobierno regional que levantó una unidad Covid en el interior del hospital Regional que, aun cuando fue sumamente cuestionada y generó los primeros enfrentamientos entre médicos y gerentes en medio de la emergencia, lo cierto es que sirvió para albergar a los pacientes que se quedaron a la intemperie en el área de emergencia.

Estos ambientes salvaron una primera situación de urgencia, luego fueron los hospitales temporales que ejecutaron tanto el Ministerio de Salud, siempre dentro del hospital Regional, y ESSALUD en el estadio centenario “Manuel Rivera Sánchez”, los cuales albergaron 220 camas hospitalarias entre ambos, con personal que fue contratado para esta emergencia y que permitió atender al gran número de pacientes sin que se haya advertido alguna situación caótica en ellos.

Por el contrario, mientras sostenían los peores momentos de la enfermedad, los picos de la pandemia fueron cediendo, llegaron hasta un tope a fines del mes de agosto tras el cual, como lo habían adelantado los especialistas, comenzó a replegarse hasta llegar a los niveles que observa hoy la enfermedad, es decir, un registro ligeramente bajo pero que se mantiene y advierte que el asesino invisible sigue aún entre nosotros.

Es evidente que solo una vacuna permitirá sacudirnos de esta pandemia, empero, ha llegado el momento de asumir una estrategia inteligente, importante pero, esencialmente, responsable, una política sanitaria que tiene que ver con la convivencia con el virus a partir de la necesidad de impedir los contagios.

Y esto parte de la seriedad y ponderación con el que se maneje el tena de la pandemia, ya no depende tanto del gobierno sino de cada uno de nosotros, pues la única manera de sostener esta emergencia sanitaria es cumpliendo religiosamente con las medidas de prevención que son simples y sencillas pero necesarias y obligatorias.

Si la gente no entiende que solo puede impedir que se contagie, sea o no asintomáticos, es protegiéndose en la calle, llevando siempre puesta la mascarilla, lavándose las manos con agua y jabón o desafectándose con alcohol o gel alcohólico, así como, fundamentalmente, manteniendo el distanciamiento necesario de las demás personas, estamos perdidos.

Evitar las reuniones sociales o familiares, sortear la posibilidad de acudir a un restaurante cuando existe la posibilidad de hacer un pedido por delivery o postergar la posibilidad de hacer un viaje, es parte de las alternativas que todos debemos manejar ahora que los registros de contagio se encuentran relativamente bajos.

Ya se habla de la inevitable segunda ola de la enfermedad como ocurre en otros países del mundo, lo que nos debe llevar a pensar que las sugerencias de los médicos son las pertinentes y oportunas: no hay que bajar la guardia, tenemos que seguir cuidándonos a partir de medidas personalísimas que nos aleje de virus asesino. Solo de esa manera podremos llegar en buenas condiciones a la mentada segunda ola, de lo contrario, volveremos a la crisis y la emergencia mucho antes de lo que nos imaginamos. Queremos creer que estanos equivocados, por el bien de la salud nacional y mundial.