Editorial

REVELADORES TESTIMONIOS

El juicio oral por el doble crimen de alcalde de Samanco, Francisco Ariza Espinoza y el abogado Henry Aldea Correa, se ha retomado hace algunas semanas y viene recogiendo elementos probatorios que, nadie entiende, se dejaron de lado en la primera fase de este proceso penal.

En efecto, el juicio que se ha iniciado en su segunda fase es el que se sigue contra los presuntos coautores y cómplices del salvaje atentado perpetrado el 15 de octubre del 2015, cuando jovenzuelos, utilizados como sicarios, dieron violenta muerte al alcalde de Samanco y su abogado que retornaban de una diligencia realizada en la Fiscalía de Nepeña.

Como es de dominio público, en esta primera parte del proceso se ha sentenciado a los autores materiales e intelectuales de este doble crimen, a quienes lo planificaron y quienes se prestaron a su ejecución, con la interceptación del vehículo del abogado Henry Aldea, el crimen a mano armada y la posterior quema del auto.

Empero, cuando se perpetra este doble y cruel asesinato existen otras personas que coadyuvaron al mismo, se había gestado una asociación para delinquir, un delito que el Juez que ventiló este expediente dejo de lado bajo el pretexto que no existían pruebas suficientes que involucren, por ejemplo, a los ex regidores y el asesor legal de entonces.

La Sala Superior desestimó esta conclusión y ha ordenado un nuevo juicio en el que se están actuando pruebas que no se habían realizado a pesar de su importancia para la acreditación del delito, como las testimoniales de las personas del entorno del malogrado Alcalde, quien sabe los que más conocieron los movimientos de quienes fueron los primeros receptores de las sospechas en Samanco.

Uno de ellos se ha escuchado la semana pasada, fue la entonces Jefa de Imagen del asesinado alcalde, María Estela Maldonado, quien detalló con pelos y señales la manera como el ex alcalde Jaime Casana, uno de los condenados por este caso, presionaba constantemente a Ariza por la entrega de obras, inclusive, reveló los lugares a los cuales había citado.

En realidad, esta no es sino la confirmación de lo que los medios de comunicación vimos e informamos en su momento, la presencia de Casana hostilizando la gestión de Ariza era evidente, las denuncias penales en su contra, los pedidos de suspensión y vacancia frustrados, el descarado boicot de los regidores, solo formaban parte de ese maquiavélico plan de quienes se vieron desplazados del manejo de la Municipalidad de Samanco y pretendían asumir esas funciones “a como dé lugar”.

La presencia de los ex regidores en Nepeña el mismo día del crimen, las llamadas detectadas en sus celulares, las presiones que revela la testigo de cargo y otras pistas que quedaron pendiente de evaluarse, le otorga valor a este nuevo juicio oral que fue ordenado por la Sala Superior en razón, justamente, de la existencia de cabos sueltos que el juez que sentenció en diciembre del año pasado, había dejado sueltos y no podían quedarse de esa manera, había que escudriñar mucho más y todo indica que se está haciendo.

Es importante que la justicia cierre este caso con la verdad legal que está el expediente, que se castigue o exonere de sanción a quienes lo merecen pero que habían quedado muchas pistas navegando en el mar de la incertidumbre, también es cierto y urge que la justicia se pronuncie sobre ellos.

Habrá que estar a la expectativa de este segundo juicio oral pues la comunidad exige que se haga justicia frente a uno de los atentados criminales más brutales de los últimos tiempos, en el cual despiadados asesinos utilizaron a menores de edad para sacarse del camino a un alcalde matándolo de la peor manera, y, arrastrando en este cometido a su joven abogado que ese día lo acompañaba en una diligencia.