Editorial

::: INACEPTABLE MALTRATO :::

No pudo dejar de sorprender los abusos de los cuales fue víctima el periodista local José Luis García Sánchez, quien fue intervenido y trasladado a la comisaria del 21 de abril como consecuencia de una acción policial que ha resultado poco más que incompensable y abusiva.

Los hechos ocurrieron en el marco de unos incidentes registrados en el Barrio El Progreso como consecuencia de un desalojo policial de los comerciantes que estaban invadiendo la vía pública.

Esto no es otra cosa que el saldo de un constante enfrentamiento que generan los comerciantes que quedaron sin su puesto de trabajo en el desaparecido Mercado Progreso, de tal suerte que al no aceitar su traslado a uno de los mercados itinerantes de la ciudad, lo que hacen es apostarse en las calles aledañas de este sector, lo que genera enfrentamientos con las autoridades.

La Policía Municipal y el serenazgo, así como la Policía Nacional son los que se encargan de retirar a estos comerciantes, algunos lo hacen voluntariamente y renegando de las restricciones a las que están expuestos, empero, existe otro grupo que resiste la intervención de las autoridades y allí se generan reyertas y conatos que terminan siempre mal.

Esto no es una novedad, es parte de una realidad que lamentablemente nos acompaña a pesar que estamos en pandemia, de allí que siendo parte de la diaria noticia que se genera en nuestra ciudad, los periodistas suelen acudir para cubrir los incidentes y propalarlos en sus respectivos programas noticiosos.

Fue en estas circunstancias que se ha registrado una bochornosa intervención que ha denunciado el reportero José Luis García, quien manifiesta que por el solo hecho de registrar las imágenes de un grupo de sub oficiales, dirigidos por un superior al que identificó como Germán Ulloa, fue detenido y trasladado a la comisaría.

Esto ocurrió a pesar que el periodista mostró sus credenciales que lo identificaban como tal, es decir, que los agentes policiales sabían que se trataba de un hombre de prensa que no solo no participaba de los incidentes en el lugar sino que estaba haciendo su trabajo.

Cuando un periodista cumple su actividad se merece el respeto y la protección de las autoridades, no comete delito alguno y menos infringe alguna disposición legal, por el contrario, se acoge a un principio constitucional de libertad de prensa e información que implica no solo el derecho a recoger una información y transmitirla, sino, fundamentalmente, el derecho de los ciudadanos a acceder a esa información.

De allí que la violenta acción policial no solo agrede a un hombre de prensa y representa un inadmisible maltrato a la actividad periodística, sino que hace tabla rasa de un derecho constitucional de la población cual es aquel que le permite informarse diariamente de lo que acontece en su jurisdicción.

Esto ha sido reconocido por la Defensoría del Pueblo, cuya comisionada ha exhortado al jefe de la división Policial a respetar las instancias y derechos de las personas e instituciones, una de las cuales es la función periodística a la cual, lejos de atacarla y atropellarla, se le debe propiciar todas las facilidades a fin que aquella resulte los mas objetiva posible.

Esperemos que este enojoso incidente sirva para que el jefe de la División Policial, Coronel Jorge Cotito Huallanca, disponga los correctivos necesarios en el accionar policial, que se entienda que la Policía no puede echar mano de su autoridad para atropellar a los demás sino, contrariamente, para asistir y proteger a los demás, que el periodista no es un enemigo del policía, es enemigo de la mentira y el abuso, por ello es que el grave incidente registrado con José Luis García no puede quedar en la impunidad,

El Jefe policial tiene el nombre del oficial que ha provocado este penoso incidente, no solo debe exigir una justificación, sino que debe disponer la sanción que corresponde, de lo contrario, todos tendríamos derecho a pensar que esto no es una cosa de un extraviado sino de una institución que debe estar siempre al margen del escándalo.