Editorial

::: MEDIDA INSUFICIENTE :::

La empresa Sedachimbote informó el último fin de semana, que había procedido a clausurar el servicio de desagüe de la empresa pesquera “Farallón” luego que descubriera que venía utilizando indebidamente el colector doméstico.

Una cuadrilla de operarios se encargó de hacer la verificación respectiva ante funcionarios de la empresa, de la Municipalidad y de la Fiscalía, quienes acudieron de inmediato tras recibir quejas reiteradas de vecinos que demandaban se otorgue solución definitiva a este permanente problema.

Ello porque, por enésima vez, se veían perjudicados por los desbordes de aguas negras que salían de los desagües de la empresa pesquera, los cuales superaban las arterias aledañas de la empresa e evadían gran parte de la calle, formando lagunas de aguas sucias y pestilentes.

Cierto es que esto genera no solo incomodidad, sino que se convierte en un foco infeccioso y un potencial riesgo para el contagio de enfermedades, especialmente en lo que respecta a los niños y ancianos que son personas vulnerables, con mayor razón en este momento que se enfrenta una pandemia.

Lo que observaron los operarios es que esta empresa había reincidido en una falta grave como es el uso de los colectores domésticos con fines industriales, es decir, que la empresa pesquera había realizado una conexión de los desagües de sus procesos industriales a la red doméstica de Sedachimbote.

Esto es ilegal y delictivo, es un tema realmente trillado para los chimbotanos en la medida que por décadas se toleró el accionar contaminante y destructivo de la industria pesquera en la bahía de Chimbote, sin embargo, cuando se había conseguido que se pongan a derecho implementando su emisor submarino, nos encontramos con empresas a las que no se les da la gana de invertir para eliminar de manera menos contaminante todos sus efluentes.

La información de los funcionarios de la empresa de saneamiento y de la Municipalidad Provincial del Santa radicaba en el hecho que apenas hace solo dos meses la habían sancionado al descubrirse esta misma infracción.

En aquella oportunidad, en los últimos días de setiembre, se le aplicó una clausura temporal de actividades y se le conminó a regularizar la situación de sus redes de desagüe, o, de lo contrario se procedería a la clausura definitiva,

Sin embargo, no hay necesidad de hacer mucho esfuerzo para colegir que los empresarios pesqueros se burlan de las sanciones de la autoridad, aceptan las multas económicas porque saben que las pueden pagar y seguir realizando actividades ilícitas a su regalada gana.

Es lo que ha sucedido con la Pesquera Farallón que, tras ser intervenida el 29 de setiembre, retomó sus actividades y siguió lanzando sus desperdicios al colector doméstico, por lo que, tras comprobarse la falta, la autoridad edil le extendió al personal la papeleta correspondiente y le advirtió los apercibimientos a los que se estaban haciendo acreedores sino regularizan su situación.

Uno de ellos era la clausura definitiva del servicio, lo que ha ocurrido ahora que se descubrió que seguía operando al margen de las disposiciones legales, sin embargo, muchos nos preguntamos si esta sanción es realmente suficiente.

Ello porque no hay que ser muy avisado para colegir que una sanción de este tipo solo le hace cosquillas a una empresa cuyas utilidades son más que suficientes para poder implementar un nuevo servicio de eliminación de residuos y seguir contaminando el ambiente y perjudicando a los vecinos como lo ha hecho a lo largo de los últimos años en la zona del Gran Trapecio.

Para que las entidades hagan valer su autoridad, para que dejen sentado un precedente que les garantice que los responsables no incurrirán en una nueva falta, se hace necesario llegar no solo al bolsillo, sino a la existencia misma de la empresa, es decir, la cancelación de la licencia de operaciones o la denuncia penal contra sus representantes legales.

Si no se procede con mano dura, nada se conseguirá de estas empresas que a lo largo de su existencia solo han sabido eludir la ley, que han sido responsables de la destrucción de la fauna marina y de la terrible contaminación de la ciudad, es indispensable que se les comience a cobrar la tremenda factura de los daños que han ocasionado al ecosistema de la ciudad.