Editorial

::: PATEANDO EL TABLERO :::

Las autoridades no han podido dejar de expresar públicamente sus preocupaciones por el incremento de pacientes de covid 19 después de varias semanas de un descenso pronunciado de pacientes y que habían aliviado la esforzada y sacrificada labor de los trabajadores del sector salud.

No podría ser de otra manera en la medida que se experimenta un nuevo brote de la enfermedad, los especialistas consideran que es el primer paso a una segunda ola de la pandemia, esa misma que en este momento agobia y le vuelve ganar la partida a las autoridades sanitarias de los países europeos, en donde nuevamente la cifra de contagios y muertes por día crece en progresión geométrica.

De allí que, aun cuando nos encontramos en una fase en la que el cuidado y la prevención pasa por cada quien, son las autoridades las llamadas a crear las mejores condiciones de bioseguridad, más aún cuando en las últimas semanas se han venido incorporando nuevas actividades y soltándose las restricciones vigentes desde que se desató la pandemia.

Las actividades que deben ser controladas son aquellas que generan aglomeración de personas, aquellas en las cuales las medidas de prevención suelen desestimarse por las malas costumbres de tenemos los peruanos y que tenemos que cambiar a la fuerza en las actuales circunstancias.

Una de ellas es, incuestionablemente, el funcionamiento de los mercados, allí en donde la concentración de puestos de venta y la afluencia de amas de casa, convierte estos centros de abastos en potenciales focos de infección tal como se determinó en los primeros meses de la pandemia, cuando las autoridades de salud se tomaron demasiado tiempo para ordenar el funcionamiento de los mercados como las colas de los bancos.

Por ello es que se realizaron intervenciones en los principales mercados del país, Chimbote no fue la excepción y se llegó a tomar medidas radicales de cierre y desinfección de centros de abastos cuyos comerciantes se vieron compelidos a implementar protocolos sanitarios de obligatorio cumplimiento, precisamente, para evitar la propagación del virus.

Esto no solo contaba con la anuencia de los comerciantes, sino que se vio con buenos ojos en la ciudadanía que comprendía que la única manera de protegernos es cumpliendo con estas medidas que pasan, esencialmente, por el uso de mascarillas, desinfección de manos y distanciamiento social, dos condiciones ultimas que no se cumplen en los centros de abastos, por lo tanto, había que imponerse bajo apercibimiento de multas y sanciones.

Sin embargo, han pasado los meses y los propios consumidores hemos advertido que los comerciantes y las dirigencias de los comerciantes ha bajado los brazos, han dejado de lado los protocolos de desinfección y protección de los visitantes, los vigilantes que se colocaron en aquella ocasión, los pediluvios, los puntos de desinfección en los que se encontraban alcohol liquido o en gel y hasta los lavadores de manos han desaparecido.

Así lo ha advertido la Oficina de la Defensoría del Pueblo de Chimbote que, a través de sus inspectores, ha verificado que este escenario de indiferencia y desidia es elocuente, tanto así que de 16 mercados que se visitaron solo tres mantenían los protocolos sanitarios, incluso, con algunas fallas.

La información proporcionada por la defensoría nos dice que apenas el 20% de los mercados mantienen el respeto a los protocolos sanitarios, no han bajado la guardia y se preocupan con quienes representan la razón de su actividad, es decir,  sus clientes a los cuales tienen la irremisible obligación de proteger.

De allí que urge que se adopten correctivos, que se emplace nuevamente a las dirigencias y recordarles que existen apremios que condicionan el funcionamiento de sus actividades comerciales, no deben olvidar que cuando no se procede como lo establece la norma el castigo es el cierre del negocio.

Ya los comerciantes de muchos mercados han experimentado la difícil contingencia de una clausura temporal, el perjuicio que ello significa más aun en temporada navideña, consecuentemente, con esta actitud de indolencia y desinterés, lo único que conseguirán es afectarse a ellos mismos.

Que entiendan que están pateando el tablero de la lucha contra el covid, esta es una tarea de todos y en los mercados se observan serias deficiencias que ellos deben comenzar a corregir. La solución está solo en manos de ellos.