Opinión

LA KERMESSE

Por: Juan Teruel F.

En el colegio se organizaba una kermesse con fines benéficos como: pro-excursion, Pro Fiesta promocional o pro-colegio. Se realizaban los domingos a partir del mediodía. Eran muy concurridas debido a su animación, donde hermosas chicas y las guapas alumnas se daban  realce con su presencia.

Además, se ofrecían platos típicos, gaseosas, chocolate y cerveza en la famosa cantina, porque de cuyas ventas dependía el éxito de la fiesta.

Para organizar una kermesse, se solicitaba permiso a la dirección. El Dr. Alberto García Fernández, Director del plantel, cuidadoso de la moral sampedrana, exigía a los integrantes del comité de la sección organizadora, una tarea planificada para aventurarse en esa empresa.

Recuerdo cuando mi promoción 1957 “Romero Viera”, organizo la Kermesse, Pro Fiesta Promocional, tuvimos que hacer un trabajo sincronizado. El aporte del capital salió de la cuota de los alumnos y de las viandas de comida obsequiada. Ese importe se anotaba en el debe. Como las compras por razones económicas lo hacíamos en “El Hueco en la Pared”, su propietario don Roberto Achu, ex alumno del colegio “San Pedro”, nos había un gran descuento, a mas de brindarnos gratis la publicidad con el perífono de su radio trasmisor, su generosidad, significada económica en el arqueo.

Esa tarde de la fiesta, llegue a la kermesse, vestido a la moda y acicalado con un “pepa” impropio para señoritas. El ambiente estaba animado, los asistentes libaban, conversaban y reían; mientras, otros bailaban con la candente música de Pérez Prado: el Mambo, igual que la “Sonora Matancera”.

Buscando esparcimiento me acerque a un grupo de con discípulos, sin percatarme que rodeaban a tres profesores que departían con ellos. Estreche la mano del Dr. Antonio Pinedo, profesor de Literatura; Conrado Romero, de Psicología y a don Julio Orillos, de Castellano; decano profesor respetado por sus venerables años en la docencia del plantel.

Como ya le había echado sus tragos, el connotado profesor del idioma de Cervantes, pido permiso a los presentes – que nos encontrábamos a pie puntillas – a fin de aludir unas palabras, al tiempo que extraía un billete de su billetera, solicitando a un alumno trajera una caja de  “serpentina” para libarlas en honor al “Manco” de Lepanto, su escudero Sancho Panza y su adorada dulcinea.

Cumplida la misión por el diligente alumno, el profesor Orillos, en un vaso que le extendieron, se sirvió la espumante cerveza y flexionando el brazo hizo un brindis paladeándola; luego, mirándonos con esos efluvios magnéticos, como lo hacia en clase y a muchos se les aflojaba el alma, ante el temor a una pregunta, dijo: muchachos sin faltarnos el respeto hago esta excepción para brindar con ustedes, pro que han llegado al fin de la adolescencia; ya son futuros ciudadanos, pues están culminando sus estudios secundarios y una sociedad los espera, porque ella necesita profesionales, técnicos, hombre de bien, para corregir y transformar la realidad de su medio. Es necesario ir adaptándose a las nuevas técnicas o inventos que la sociedad las adopta, so pena de quedar anticuadas.

En esa pausa que hizo, intervino el profesor de psicología, acotando: disculpe colega, la interrupción, quiero también coadyuvar a sus buenos consejos para decirle a nuestros discípulos que pronto dejaran las aulas del colegio, continúen su preparación a fin de poder interpretar esquemas que resultan básicos con la materia del conocimiento adquirido, como la voluntad, la potencia mas elevada del alma, porque la voluntad hace buena o mala nuestras obras.

Como al profesor de literatura, no se hizo esperar con su elocuencia manifestando: disculpe colega Romero, profesor Orillos, también con ustedes debo aducir. En el campo de la docencia, como cual crisol, donde se funden las alas iridiscentes de la idea, para formar la arquitectura de una educación rica en ensueño y en verdad, con la plastificación de nuestras enseñanzas, en todo su bagaje de conocimiento que hemos podido aportar, a esta juventud presente, le pedimos la superación del alumno, la cual lo dará la educación superior, mediante la voluntad, como sugiere el profesor Romero, apto para una sociedad que los espera, como refirió el profesor Orillos: me siento orgulloso de ser colega de dos grandes maestros que, cual pilares de la enseñanza le han dado solidez al sistema educativo en nuestro plantel.

Tras aquellas palabras, felicitamos y agradecimos sus buenos consejos. Como la fiesta continuaba en su furor, los futuros ciudadanos, empezaron a hidratarse con el liquido elemento entre ¡Salud! En el idioma de Cervantes.

Así las cosas, nuestros guías de la enseñanza se retiraron y al despedirse nos dejaron la mesa servida, pero a los inexpertos muchachos, el trajo les cruzo los “chicotes”, y en ese intercambio de psicología, vino la quijotizacion de Sancho y la sanchificacion del Quijote.

En eso, un Quijote Sanchificado, vio al brigadier, sanchificado quijotescamente y como tenia bronca, con una bronquitis asmatiforme, lo ataco con asma bronquial, como si fuera los molinos del viento.

Al ver que la gresca tomaba ribetes de coloratura, un sanchista grito: ¡están ladrando los perros! “es señal que avanzamos”, exclamo un quijotista.

En esa luz de los sentidos, recuperar el juicio, dijimos ¡vámonos! Y nos fuimos en pos de Dulcinea, con las posibilidades de un levante a la hora del poniente ¡Oh, tiempo aquellos!