Editorial

::: TAREA DE TODOS :::

La limpieza pública ha sido y seguirá siendo uno de los principales problemas que afrontan las ciudades, por ende, de las autoridades provinciales y distritales, no solo por la carencia de una adecuada política en esta materia sino por la inexistencia de una cultura de higiene en la población que no le permite buenos hábitos en este aspecto.

La limpieza está a cargo de las municipalidades, son ellas las que disponen de una gerencia que se encarga no solo de la logística, que es la parte más importante en este rubro, sino de los cronogramas y horarios del personal que se dedica a levantar la basura que se acumula en las calles.

Las pesadas herencias de los antecesores siempre han jugado una mala pasada a los alcaldes, como ha ocurrido en la comuna provincial al iniciarse esta gestión y que solo pudo revertir después de adquirir toda una flota de diez carros compactadores que pasaron a corregir una grave deficiencia que afectó varios meses a la ciudad.

En Nuevo Chimbote la actual gestión de Domingo Caldas ha conseguido manejar este tema con mejor criterio, de primera intención adquirió vehículos y acaba de firmar un convenio para la industrialización de la basura que en los próximos años, cuando se consolide, será una efectiva alternativa para la limpieza y la contaminación ambiental.

Precisamente, los ajustes que se han realizado en las dos comunas principales de la provincia han posibilitado que en las últimas semanas se ejecuten trabajos de limpieza que ha  permitido extraer miles de toneladas de basura y desmonte que irresponsablemente se han arrojado en varios puntos de la ciudad, para ser más exactos en la panamericana norte en la zona de ingreso desde el túnel de Coishco hasta el Ovalo San Pedro y en nuevo  Chimbote en la avenida Perú, en el tramo comprendido entre la panamericana y la avenida Pardo, que se había convertido en foco infeccioso.

En estos puntos, y en muchos otros, como la avenida camino real, se ha conseguido cambiarles el rostro a los sectores más contaminados de la ciudad, ahora el reto de los alcaldes y los funcionarios ediles es mantener esas calles limpias y sin cúmulos de basura, para ello viene estableciendo una suerte de cercos y se han implementado herramientas que pueden enervar la asquerosidad de la gente que arroja la basura, como es la implementación de multas.

La comuna provincial del santa acaba de aprobar una Ordenanza mediante la cual se imponen multas a todos aquellos que arrojen basura a la vía pública, a quienes saquen sus bolsas de desperdicios fuera de los horarios de los carros recolectores, entre otras faltas.

En realidad, la aplicación de multas no son una novedad, ha sido siempre una atribución municipal y pese a que nunca se derogaron, lamentablemente no se aplicaron y solo contribuyó a que la gente sin cultura higiénica ganara espacios y termine por imponer sus desagradables costumbres.

Por ejemplo, quien no se ha encontrado en un transporte y del vehículo que está en la parte delantera abren la ventanilla y arrojan cascaras de plátano de naranja y de cuanto alimento están comiendo, una repudiable costumbre de gente cochina, que no ha recibido las orientaciones y enseñanzas en el hogar y menos en la escuela en donde existe algún curso en el que se inculquen las normas sanitarias.

Esta es la parte más sensible en el tema de la limpieza pública, la carencia de educación sanitaria, la falta de costumbres higiénicas que contribuyan al mantenimiento adecuado de la ciudad y, esencialmente, a la lucha contra la contaminación, pues la acumulación de basura es uno de los agentes de polución ambiental.

Y es que la limpieza no es un tema únicamente de la autoridad municipal, es una problemática que incumbe a todos, que requiere la participación de cada uno de los pobladores, de allí que hay un dicho que dice que “una ciudad limpia no es la que más se barre sino la que menos se ensucia”.

Por ello es que se tiene que comenzar por la base, mientras que a los hombres y mujeres no les enseñen desde la infancia las mejores costumbres higiénicas, cuando no les inculquen las normas sanitarias más elementales de la vida, cuando no les enseñen desde sus primeros años a no arrojar un papel o la envoltura de un caramelo al suelo, difícilmente se puedan conseguir resultados efectivos a niveles mayores, como la limpieza de una ciudad.

Esa es una tarea de todos, ahora que comienza un  nuevo año comencemos por demostrar nuestra cultura higiénica apoyando los esfuerzos del ayuntamiento por mantener limpias nuestras calles.