Editorial

::: ULADECH: CRÓNICA DE UNA SENTENCIA ANUNCIADA :::

Desde el 12 de octubre del 2016, fecha en la presentó su solicitud de licenciamiento a la SUNEDU, la ULADECH Católica de Chimbote, igual que todas las universidades del país, ha tenido tiempo más que suficiente para obtener ese derecho. Pero lamentablemente, ahora se sabe que ha sido un tiempo perdido y que, por absurdo que parezca,  esta casa de estudios se ha encargado de propiciar deliberadamente su propia sentencia de muerte.

Después de leer con toda calma la Resolución 017 de fecha 26 de febrero que deniega  en forma definitiva el licenciamiento de la ULADECH,  podemos constatar, no sin vergüenza ajena, hasta qué punto las autoridades de esta casa de estudios han sido desleales con su propia institución y capaces de ocultar la realidad.

En  más de diez ocasiones, la SUNEDU ha otorgado a la ULADECH otras tantas oportunidades para  acceder a este derecho, las mismas que no ha sabido, o no ha querido aprovecharlas. Conjuntamente con un listado de observaciones bastante precisas, el organismo supervisor del sistema universitario concedió a la ULADECH todas las facilidades y los  plazos de ley para que pudiera efectuar las correcciones del caso.

Explícita e implícitamente, dichas observaciones invocaban la necesidad imperativa e inalienable de mejorar  no solamente  la calidad académica, sino también  el equipamiento y demás estándares que exigen las normas del sistema universitario.

En consecuencia, los correctivos solo podían levantarse a partir de un firme propósito de enmienda, pero asimismo con hechos reales y concretos, y no con palabras ni alegados fuera de lugar. Tampoco con actitudes de abierta rebeldía como la que protagonizó  el ex rector Julio Domínguez  al  denunciar por difamación  a Daniel Mora, el  impulsor de la Ley de Reforma Universitaria, por haber declarado que la ULADECH no calificaba para ser licenciada.

Sin duda, alguien le hizo creer  a Domínguez que una eventual  sentencia en contra de  Daniel Mora, podía sentar  jurisprudencia  para derogar la Ley de Reforma Universitaria y, consecuentemente,  declarar la nulidad de todos los actos jurídicos y administrativos derivados de su aplicación. Por analogía, eso hubiera implicado asimismo traerse abajo a la SUNEDU, con lo cual todo el proceso de reforma universitaria hubiera vuelto a fojas cero. Pero fue un sueño de opio.

Dentro de esa  misma corriente, un grupo de congresistas llegó al extremo de proponer un proyecto de ley para  crear un organismo paralelo a SUNDEDU. El propósito, demás está decirlo, era  lanzar un salvavidas a todas las universidades denegadas, cuyos propietarios no ocultaron su respaldo a la propuesta..

Ha sido en medio de estas falsas expectativas que, conforme pasaban los días,  la  suerte de la ULADECH fue complicándose más  y más, todo ello a pesar que sus autoridades jamás reconocieron la gravedad de la situación. Por el contrario, para ellos todo estaba solucionado y, en el peor de los casos, solo se limitaban a pedir paciencia,  llegando incluso a emplazaron a la población de Chimbote para que saliera a las calles a defender “su” patrimonio.

Ahora se puede ver con toda claridad, aunque también con decepción, que de nada sirvió a la ULADECH la compra indiscriminada de inmuebles así como la creación de más de quince en todo el país. Ese crecimiento horizontal jamás sirvió para elevar la calidad educativa ya que solo respondió a un descarado apetito de lucro.

Tampoco sirvió de nada que la ULADECH haya tenido a uno de los rectores mejor pagados del mundo, quien además ha batido el record de permanencia en ese cargo. Su quinta “reelección” la obtuvo justo hace un año cuando ya la ULADECH estaba con la soga al cuello.

El 27 de febrero, la publicación de la resolución 17-2021 de SUNEDU nos hizo volver a la realidad y de paso ha puesto fin a una larga historia de falsedades, que ojalá nunca más vuelva a repetirse.  En adelante, la ULADECH dispone de un plazo de dos años para dar por concluida su existencia, que esperemos no afecte en absoluto a sus más de 20 mil estudiantes.