Editorial

::: ASÍ, SERÁ MUY DIFÍCIL VENCER LA PANDEMIA :::

Cierto, lo que mal comienza, mal acaba. Una vez más, el Órgano de Control Institucional de Ancash, que depende de la Contraloría General de la República,  se ha encargado de brindarnos una mala noticia. Dicho organismo ha detectado que la construcción e implementación de ambientes  para la atención de pacientes Covid que viene ejecutando el gobierno regional de Ancash  en cinco hospitales de la jurisdicción, están entrampadas en una etapa de inexplicable retraso y paralización.

Estos cinco proyectos  están comprendidos en el Plan de Reforzamiento de los Servicios de Salud y Contención del Coronavirus  que tiene a su cargo el gobierno regional de Ancash y se hallan localizados en los hospitales de Huarmey, Caraz, Sihuas, Recuay y Huari.

Si los proyectos hubieran comenzado bien y se hubieran ejecutado de conformidad con la política de emergencia sanitaria, a estas alturas estos cinco centros de salud ya contarían con nuevos ambientes y equipos especializados. Sin embargo los pacientes Covid que acuden allí, actualmente tienen que ser trasladados a hospitales de Chimbote o Huaraz. ¿Es así cómo se pretende contener al coronavirus?

El año pasado, para llevar a cabo la ejecución de estos proyectos, el gobierno central transfirió al gobierno regional de Ancash la suma de 16 millones 687 mil 522 soles, un promedio de 3 millones 250 mil soles por proyecto.  En una lucha contra el tiempo, el objetivo era ampliar en forma inmediata la cobertura de atención de estos centros de salud, ya que así lo exige la situación de emergencia. Después de haber permanecido más de un mes en situación extrema, Ancash se mantiene en nivel de afectación muy alto, tanto así que el número de fallecidos en un solo día acaba de alcanzar la escalofriante cifra de 40. Algo que hay que tener muy en cuenta.

La contratación y puesta en marcha de los cinco proyectos  de lucha contra el Covid se formalizó a mediados del año pasado, durante la gestión del gobernador Juan Carlos Morillo Ulloa. Precisamente para evitar todo trámite burocrático e innecesario, se dispuso que la contratación de las obras se realice en forma directa, sin el requisito previo de licitación ni concurso de precios. El avance del virus no tiene porqué permitir mayor pérdida de tiempo.

Tal como está establecido en los respectivos contratos, los cinco proyectos debieron  estar concluidos en un plazo no mayor de 45 días, a más tardar en  noviembre del año pasado. Sin embargo, de acuerdo con un último informe del Órgano de Control Institucional, hasta el 17 de marzo del presente año aún se hallaban en situación de inconclusas. Más de cinco meses perdidos.

Como ya es sintomático, las causas de esta inexplicable demora tienen que ver con varias deficiencias que se han descubierto en la elaboración de los expedientes técnicos y asimismo con la solicitud indiscriminada de plazos adicionales, esto último para evitar la aplicación de penalidades. Estamos hablando de argumentos ampliamente conocidos, que por añadidura  son el común denominador de otras obras igualmente abandonadas. La historia del gobierno regional de Ancash está llena de episodios ingratos como éste.

Eso quiere decir que a la hora de firmar los contratos de obra, existió  apresuramiento tanto por parte del gobierno regional como de los contratistas. Si las cosas se hubieran hecho correctamente, no estaríamos frente a esta situación.

Del mismo modo y conforme lo señala el Órgano de Control Institucional, el gobierno regional de Ancash está en la obligación de aplicar las medidas preventivas y correctivas del caso. Esta demora, según se lee textualmente, “pone en riesgo la capacidad de respuesta de los establecimientos de salud”. Cierto, si las cosas continúan como están, entonces será muy difícil que por ahora Ancash pueda vencer a la pandemia.