Editorial

::: CANDIDATOS A LA CAZA DE OLVIDADIZOS :::

Pareciera que la falta de memoria es un mal crónico del que adolece gran parte de la población; un mal del que se aprovechan deslealmente aquellos viven a expensas de nuestra política criolla. Nada puede ser mejor para ellos y con mayor razón  para los actuales candidatos, que la gente sea olvidadiza. Muchas cosas que se ofrecieron ayer, ahora se han olvidado. En política, eso vale mucho.

Hace unos días, durante su recorrido por varios asentamientos humanos de Nuevo Chimbote, la candidata de Fuerza Popular Keiko Fujimori negó de manera tajante que alguna vez  se haya opuesto a la ejecución del proyecto especial Chinecas, y para que no quede duda respecto a la veracidad a sus afirmaciones, ha dicho que en caso de ser elegida presidenta, esta vez ella hará realidad el proyecto de irrigación.

Sin embargo,  en el 2018 su ex correligionaria, la ex congresista ancashina Yesenia Ponce Villarreal,  sostuvo que “por ahora la orden es no tocar  el tema de Chinecas hasta la campaña electoral del 2021”, en clara alusión a una disposición de su jefa política. Bien se recuerda que por aquellos días, quien dictaba las órdenes en el Congreso de la República era Keiko Fujimori. Como jefa suprema de una aplastante mayoría parlamentaria, era ella quien decidía qué se hacía y qué no. Sea como fuera, lo cierto es que desde entonces y hasta ahora, el tema de Chinecas desapareció por completo en la agenda del Congreso.

Pero esta historia tiene un antecedente, ocurrido en 1999, cuando el papá de Keiko, don Alberto Fujimori  Fujimori, se hallaba en plena campaña para una tercera e ilegal reelección presidencial. Para el día en que el candidato presidente tuviera que llegar a Chimbote, el caballito de campaña tenía que ser Chinecas. ¿Pero cómo sacar provecho de la situación, si durante los diez años que ya llevaba en el poder Alberto Fujimori nunca hizo nada por la ejecución del proyecto?

Para salir del apuro, su equipo de campaña se encargó de diseñar un golpe publicitario. Para que los electores de la provincia del Santa pudieran creer en sus promesas, Alberto Fujimori presidió la ceremonia de apertura de un túnel de conducción de las aguas de Chinecas a la altura de Nepeña. Ese golpe publicitario obligó no solamente a optar por una modificación integral del proyecto original de Chinecas, sino también a tener que suspender la construcción de una nueva bocatoma y de veinte kilómetros del denominado canal madre, que hasta ese momento había demandado una inversión de aproximadamente 12 millones de dólares. Todo al agua, con tal de ganar una nueva elección.

Pero tan pronto como Alberto Fujimori logró lo que quería, Chinecas volvió a caer en el olvido. Por esa época, la hoy candidata de Fuerza Popular era, nada más y nada menos, que primera Dama de la Nación.

Un oportunismo político más o menos parecido  es el que protagonizó el secretario general comité provincial de Acción Popular en las elecciones regionales del año 2014. Fue luego que el candidato Waldo Ríos Salcedo llegó a la segunda vuelta electoral gracias a la falsa promesa de regalar 500 soles mensuales a las familias ancashinas de extrema pobreza.

Ante el triunfo prácticamente cantado de Waldo Ríos, el dirigente de Acción Popular, sin consultar a sus bases, ofreció el apoyo del partido al futuro gobernador regional,  incluyendo el uso a discreción del local partidario. Según él, lo hizo sin pedir nada a cambio, pero a los pocos días de asumir el cargo, el ahora encarcelado ex gobernador regional nombró al secretario de Acción Popular como director regional de transportes. Lo hizo a pesar que este último aún no había obtenido el título profesional que se requiere para desempeñar un cargo de ese nivel. En razón de este descarado intercambio de favores, ambos han sido sancionados penalmente por el delito de nombramiento indebido. Lo que no quita que el dirigente de Acción Popular esté ahora postulando para congresista de Ancash.

Cuando falta exactamente una semana para elegir nuevo presidente y nuevos congresistas, nada sería mejor que dar una mirada a nuestra historia reciente. En política no hay que ser ingenuos, pero tampoco desmemoriados.

Cuidado. Más que preocuparse por el voto de los indecisos, los candidatos están pensando cómo captar el voto de los olvidadizos.