Editorial

ACABAR CON LA CORRUPCIÓN ES AÚN UNA MISIÓN IMPOSIBLE

Hace siete años, en mayo del 2014, cuando el ex presidente regional César Álvarez Aguilar fue detenido y encarcelado a pedido de la Fiscalía Nacional Anticorrupción, todos nos apresuramos a creer que el cáncer de la corrupción por fin  había llegado a su término en la región Ancash. Como sucede al final de una pesadilla, en ese momento se apoderó del pueblo ancashino  la firme esperanza de una nueva vida, libre de las impurezas de la corrupción.

¡Qué lejos estuvimos de la realidad¡. En vez de rendirse y emprender la retirada como ingenuamente creímos, la corrupción contraatacó con renovada fuerza; tanto así que aún se mantiene enquistada en las entrañas del gobierno regional y de algunas municipalidades de Ancash, como si nada hubiera pasado.

Si bien es cierto que el record de denuncias fiscales contra César Álvarez supera largamente el número de cincuenta, también es cierto que el suspendido gobernador Juan Carlos Morillo Ulloa no se queda atrás. Un reciente informe de la Fiscalía Anticorrupción de Ancash da cuenta que el aún titular de la región Ancash registra cuarentaidós denuncias, todas ellas por corrupción. Lo que significa que nada ha cambiado en el gobierno regional.

Dos años de gestión le han bastado a Morillo para hacernos ver con total decepción que el manejo corrupto aún no tiene cura. De todas las acusaciones que pesan en su contra, dos de ellas son de suma gravedad. Se refieren a las graves deficiencias y el mal uso de los dineros del estado en la construcción de ambientes e instalación de equipo médico en los hospitales Regional de Chimbote y Ramos Guardia de Huaraz. Estas obras se contrataron  en el marco de la lucha contra la epidemia del Covid 19 y debieron estar concluidas en noviembre del año pasado. Cosa que no fue así, porque aún permanecen inconclusas, situación que pone en riesgo latente la vida y la salud de decenas de ancashinos.

Por el primer caso, Morillo está cumpliendo una pena de nueve meses de prisión  preventiva, a los que acaban de sumarse diez meses más por el segundo caso; pues en opinión de la fiscalía anticorrupción existe el peligro de fuga. Y pensar que durante toda su campaña electoral y durante los dos años que se mantuvo en el cargo, Morillo Ulloa enarboló el slogan “Nada con el pasado corrupto”.

Por otro lado, debido a la contundencia de las pruebas halladas por la Fiscalía y ante la imposibilidad de poder refutarlas en el banquillo de los acusados, varios de los implicados en el caso La Centralita han optado por acogerse al beneficio de la conclusión anticipada. Con ello reconocen por adelantado su culpabilidad a cambio de convertirse en colaboradores eficaces y recibir  penas benévolas, entre ellas la gracia de prisión suspendida.

Se afirma que otros implicados en este caso emblemático de corrupción liderado por César Álvarez Aguilar, también están solicitando acogerse a este beneficio jurídico, sin dejar por ello de pagar su deuda con la sociedad.

Por otro lado, recientemente la Contraloría General de la República ha encontrado indicios de actos irregulares en la ejecución de  la obra Mejoramiento de Vías  del P.J. Miraflores Alto que viene ejecutando la Municipalidad Provincial del Santa, con un presupuesto de 3 millones 548 mil 484 soles. Qué no daríamos para que estas irregularidades finalmente se desvirtúen por la salud moral de Chimbote.

La pregunta que flota en el ambiente es ¿hasta cuándo vamos a seguir soportando que el cáncer de la corrupción conviva entre nosotros?. La tolerancia del pueblo ancashino no da para más.