Editorial

::: ¿TALLER O CEMENTERIO MUNICIPAL? :::

Sin desmerecer lo expresado hace unos días por la regidora de la comuna provincial Yaquelin Gonzales Bravo luego de visitar las instalaciones del taller municipal, lo que sucede dentro de las cuatro paredes de esta dependencia edil en realidad no es ninguna novedad. Es un tema que también desde hace mucho tiempo arde al rojo vivo dentro y fuera de los predios municipales.

Cierto. Numerosos vehículos de propiedad de la comuna, especialmente aquellos que cubren el servicio de limpieza pública, se encuentran paralizados no porque estén en situación de irreparables sino, única y exclusivamente, porque carecen de repuestos y mantenimiento. Todas estas unidades aún tienen por delante muchos años de vida útil, no entendiéndose por qué han sido abandonadas y condenadas a padecer  una muerte lenta pero no por ello inevitable.

En más de una oportunidad, los propios dirigentes del Sindicato de Trabajadores Municipales, SUTRAMUN, han dado a conocer públicamente esta deplorable situación, aunque más de las veces todas sus denuncias han caído en saco roto. En declaraciones a la prensa, los dirigentes han lamentado que cada vez que han tratado el tema del taller municipal con los alcaldes y funcionarios de turno “es como hablar con la pared”.

Por su parte, antiguos empleados, con muchos años de servicio y que conocen a fondo lo que sucede en el taller, prefieren guardar silencio o hacerse los desentendidos, como se comprende por temor a represalias. A pesar de todo, se ha podido conocer que hace dos años se permitió deliberadamente que varias unidades de recojo de basura permanecieran malogradas, a sabiendas de la gigantesca acumulación de basura que eso generó en toda la ciudad. Sin embargo, tal maniobra habría servido de pretexto para justificar la compra de los nuevos recolectores que el actual alcalde gestionó personalmente en China.

Lo cierto es que a pesar de los nuevos vehículos, cuyo arribo dio lugar a una ruidosa campaña publicitaria, el servicio de limpieza pública de la ciudad no ha mejorado como se ofreció. La presencia de enormes montículos de basura en las calles, lo dice todo.

Se afirma que por esos días la municipalidad contrató a veinticinco nuevos inspectores, cuya labor consistía en recorrer las calles y dar aviso de la presencia de estos basurales. Al final, la contratación no pasó de ser un experimento sin ningún resultado positivo que solo sirvió para dar trabajo a mucha gente que hizo pintas y colocó afiches durante la campaña electoral.

Adicionalmente a esta problemática, que de por sí ya deja mucho qué desear, se habla de otro mal endémico que perdura al interior del taller municipal. Se afirma que no existe una correlación entre el volumen de combustible que se adquiere diariamente para el funcionamiento de estos vehículos y el consumo real. Muchos de los vehículos que se hallan malogrados, extrañamente seguirían “consumiendo” combustible como si estuvieran operativos y lo mismo estaría sucediendo con el caso de los repuestos. Por la salud no solo económica sino también moral de la comuna, esta eventual contingencia amerita la realización de una inmediata auditoría.

De ninguna manera se puede permitir que el taller municipal, que tanto dinero le cuesta a la Municipalidad Provincial del Santa, acabe convertido en un cementerio vehicular.