Opinión

LA “ECUACIÓN DE VALOR” DE LOS CANDIDATOS

Por: José Ruidías Rojas (*)

¿Cuál es la decisión más compleja que has tomado en lo que va del año? ¿Hiciste una evaluación concienzuda de los pros y contras de todas las alternativas que tenías? Hoy, nos enfrentamos a la que, probablemente para la mayoría, sea la más importante que debamos tomar en el corto y mediano plazo: elegir al futuro presidente del país.

Daniel Kahneman, premio nobel por sus trabajos en Economía Conductual, menciona en su afamado libro “Pensar Rápido, Pensar Despacio”, que los seres humanos evaluamos los atributos positivos y negativos para tomar una decisión cualquiera que fuese, y esta se inclina de acuerdo con el peso que tenga mayor preponderancia en dicha evaluación.

Adicionalmente, cuando tenemos que decidir entre más de una opción, tendemos a generar una “ecuación de valor” para cada una de las alternativas y terminamos eligiendo la que percibimos como la que nos genera mayor valía. Este mecanismo lo utilizamos constantemente (probablemente de manera inconsciente) para tomar decisiones de compra entre los productos que buscan satisfacer nuestras necesidades.

Entonces, podríamos utilizar este esquema para una de las decisiones más importantes que seguro tomaremos durante el presente año: ¿por quién votar?.

Para el caso de Pedro Castillo, según la encuesta de Datum del 22.04, los beneficios percibidos de los votantes reflejan que esta opción representa un cambio y que tiene el mejor plan de gobierno, donde lo más saltante es la atención prioritaria de problemas básicos como la salud y educación, aun cuando la propuesta de subir el gasto a 10% del PBI (en ambos casos) sea muy difícil de implementar. Los costos percibidos, en cambio, se acercan a la implantación de un sistema político económico que nos lleve en poco tiempo a parecernos a Venezuela, con la dimisión de instituciones del Estado que puedan hacer contrapeso a los excesos de un régimen totalitario.

En la otra vereda, según la misma encuesta, los beneficios percibidos de un posible gobierno de Keiko Fujimori se acercan a la profundización de un modelo económico que, a pesar de tener muchas falencias y desatenciones en sectores desfavorecidos, ha logrado reducir drásticamente nuestros indicadores de pobreza y acelerar el ingreso per cápita con los beneficios asociados para la mayor parte de la población (como dato adicional debe mencionarse que desde hace algunos años y según el Banco Mundial, el Perú es considerado como un país de renta media alta). Por el lado de los costos percibos y según la encuesta publicada el 29.04 por Datum, se suelen mencionar los posibles riesgos de minar la institucionalidad del Estado que devenga en actos de corrupción, producto de la imagen que dejó el gobierno de su padre.

¿Qué nos toca hacer como electores? Mi sugerencia es que cada uno debería encontrar su propia “Ecuación de Valor” poniendo en una balanza ambas propuestas, para sopesar tanto los beneficios como los costos percibidos de elegir por una opción u otra. Solo así podremos tomar una decisión basada en la racionalidad y ejerciendo el sentido crítico que la situación amerita.

(*) Socio en Global Trade Marketing – Profesor en Pacífico Business School