Opinión

EL BANCO DE LOS TRABAJADORES DE PERÚ LIBRE (2DA. PARTE)

Por: CPC SERGIO AGURTO FERNANDEZ

Sin ser simpatizante del partido del “lápiz”, pero por el solo hecho de tener coincidencia en el tema previsional y al no haberse anunciado el “cómo hacer”, de propia iniciativa la hemos desarrollado en dos entregas, la primera publicada por este Diario el día 01-06-2021, siendo ésta la segunda entrega, obviamente que son generalidades a modo de marco conceptual, cuyo desarrollo especifico corresponderá ejecutarlo por quien se interese sobre el tema.

Creemos interpretar cabalmente el concepto de la propuesta de la creación de un “Banco de los Trabajadores” formulado por el partido “Perú Libre”, esto es factible para nuestro entender, pero todo dependerá de una decisión política al más alto nivel. La creación de tal institución financiera con la particularidad de no disponer de un capital inicial, la hace distinta de las que normalmente ocurre con los bancos comerciales, porque estas entidades se constituyen mediante una escritura pública, acreditando un mínimo de acciones suscritas y pagadas, mientras que la creación de este banco previsional, obedecerá a una ley del Congreso de la República, sin que ésta le quite la condición de ser una empresa privada.

Siendo este banco una institución  que tiene como accionistas solamente a los trabajadores que perciban rentas de cuarta y quinta categoría, más los emprendedores, difícilmente se les puede pedir una cuota extraordinaria de afiliación, con el fin de disponer de un capital de trabajo para la atención de los gastos administrativos básicos. ¿Entonces qué se debe de hacer para hacer caja de inmediato, luego de su creación? Así como de sugiere que en la ley de creación se tenga al Banco de la Nación como Agente Financiero, también se debe de autorizar a este Banco para que se le provea al “Banco de los Trabajadores”, de una línea de crédito como capital de trabajo, con la garantía de las comisiones e intereses que mensualmente se captarán de los de los trabajadores (Accionistas)-

Ahora, en el aspecto financiero cuyas tareas específicas correrá por cuenta del Agente Financiero, el aspecto administrativo lo desarrollará el “Banco de los Trabajadores”, con la instalación progresiva en todas las capitales provinciales del país, de un módulo básico para brindar atención a todos los aportantes, hasta que la naturaleza de las operaciones exija una mayor cobertura de servicios.

Como se ve, a nuestro parecer para que la propuesta funcione, no hace falta disponer de una amplia red de infraestructura física, si ahí no se va a manejar dinero en efectivo, sino sólo papeles, con lo que los costos operativos serán mínimos, redundando en mayores utilidades, para beneficio de los trabajadores accionistas. Mejor forma de hacer empresa no puede haber; así como se “importó” de Chile la idea para la creación de las AFPs, ante el asegurado éxito que habrá de tener este banco previsional, hay la seguridad que esta idea será replicada en otros países, que adolezcan del mismo problema, es decir de la propuesta de hacer empresa con “0” soles de capital y el doble beneficio que ofrece el sistema.

Esta idea nos pertenece y no tiene bandera política, y es más antigua que la oferta de campaña del partido Perú Libre y lo encontrarán en el archivo digital del Diario de Chimbote. Coincidimos en que la mejor forma de aportar en la reforma del Sistema Nacional de Pensiones, es planteando la creación de un banco previsional, con las particularidades que le serán propias, indicadas en una nota anterior y que está expuesta para quienes les pueda interesar.

La existencia de las otras dos entidades administradoras de los fondos de pensiones: ONP y AFPs, estarán sujetas a las reglas del mercado, es decir a la ley de la oferta y la demanda, donde cada quien tendrá que esmerarse en ofrecer un “menú” de mejores servicios, sino morirán de inanición (Falta de afiliados), porque la migración de los trabajadores hacia el banco previsional, presumimos que será en forma masiva e incontenible, por el doble beneficio que se ofrecerá: aportante y accionista.

La experiencia en materia normativa aplicada a las dos entidades previsionales: ONP y AFPs, debe servir de lección sobre lo que no se debe de repetir en la nueva entidad a crearse. La frondosidad legislativa es un mal congénito que caracteriza a la administración pública, y en materia previsional tenemos una telaraña de normas, que han hecho de la dificultad en ser entendida por el común de los trabajadores, en toda una especialidad para otras.

Pues bien, el “Banco de los Trabajadores” o como se le quiera llamar, hay que tenerlo claro que será una empresa privada, y aparte de su ley de creación, el Estado no tendrá injerencia alguna, salvo la fijación de pautas claras y sencillas respecto a la normatividad previsional, eliminando algunos pasos innecesarios que onerosamente burocratizan el sistema; en lo demás será el propio banco el que implemente los propios mecanismos operativos.

Es evidente que la incursión de un banco previsional con un doble beneficio que ofrece a sus afiliados, puede significar el desequilibrio de las finanzas de las otras entidades que brindan un servicio previsional, por la masiva migración de trabajadores que habrá de producirse, por lo que tendrán un destino incierto; su permanencia en el mercado dependerá de la eficiencia que ellos mismos se impongan.

Este nuevo competidor no será problema para la ONP, en razón de que esta entidad no persigue fines de lucro, cuyo déficit es asumido por el Estado, ya que la administración de los recursos pensionarios son a título gratuito, no cobra comisiones. La migración que podría producirse, estará dada por los jóvenes trabajadores con pocos años de afiliación en la ONP, pero los que superan edades arriba de los 50 años, por cuestión de conveniencia se quedarán ahí. Siendo así, la ONP quedará desactivada luego del deceso del último jubilado, a no ser que, también por conveniencia, el Estado decida transferir al banco previsional, toda la cartera de afiliados con sus respectivos fondos acumulados, siempre que el directorio del banco lo acepte, entonces adiós ONP.

Los fondos administrados por las AFPs, han sido motivo de permanentes conflictos con sus afiliados, por la desconfianza de la poca rentabilidad de los aportes que desemboca en exiguas pensiones, y por el populismo del Congreso de la República en aprobar periódicos retiros de los fondos acumulados, con lo que con seguridad que dichos trabajadores quedarán económicamente desprotegidos en su ancianidad, ¿A dónde irán?, seguramente a tocar las puertas de los programas sociales que brinda el Gobierno o a sumarse a la población indigente del país.