Editorial

::: LA HORA DE NUESTROS CONGRESISTAS :::

Conforme está  establecido en el cronograma electoral, mañana miércoles 09 de junio el Jurado Nacional de Elecciones hará entrega de sus respectivas cartas credenciales a los cinco ciudadanos que el pasado 11 de abril resultaron elegidos como representantes de Ancash ante el Congreso de la República.

A partir de mañana, ya como congresistas electos, los cinco representantes de la región bien podrían asumir a manera de retribución un compromiso formal y formalizado con las expectativas del pueblo que los ha elegido. Por lo menos dos de ellos ya han hablado de esta posibilidad mediante la elaboración de una agenda común basada en dichas expectativas.

Si se lo proponen, la elaboración de la mencionada agenda deberá mantenerse al margen de sus compromisos partidarios aunque no de las obligaciones que tengan que cumplir en las comisiones de trabajo que conformen al interior del Congreso. Ojalá esto no sea mucho pedir. ¿Acaso no han sido elegidos para trabajar por Ancash?.

En los últimos años hemos visto con total decepción que la labor desarrollada por nuestros congresistas ha dejado y continúa dejando mucho qué desear. Por ejemplo, ninguno de los gobernadores y alcaldes de la región que en este momento están pagando sus culpas ante la justicia, fueron objeto de fiscalización por parte de los señores representantes de Ancash. Se diría que todos ellos han sido tratados con guantes de seda. Han tenido que ser fiscales enviados desde Lima quienes descubran y denuncien todos los actos de corrupción que avergüenzan a Ancash y que ahora son de dominio público.

Los próximos cinco años van a ser cruciales para nuestra región. La lucha frontal contra la pandemia apenas está empezando. Que esta lucha se lleve a cabo en forma favorable va a depender de la construcción de nuevos  hospitales así como de la ampliación y modernización de los ya existentes. Centenares de ancashinos no pudieron vencer a la muerte justamente por la falta de infraestructura hospitalaria, y este es a no dudarlo otra inquietud que bien podría ser incluida en la agenda de nuestros próximos congresistas.

Por más que pudiera parecer un refrito, el caso de Chinecas tampoco puede estar ausente. Si el gobierno regional ya demostró que no es capaz de ejecutarlo, entonces la representación ancashina podría interponer sus buenos oficios para que el proyecto de irrigación regrese a manos del Instituto Nacional de Desarrollo, INADE. De haber permanecido en el referido organismo, a estas alturas Chinecas ya sería una realidad y no hubiéramos perdido más de treinta años soñando lo imposible. Está de por medio un volumen de exportación de por lo menos 20 mil millones de dólares al año y asimismo la creación de 100 mil nuevos puestos de trabajo.

En igual medida, urge reactivar la actividad turística y comercial creando las condiciones propicias no solo para la reinversión sino también atraer nuevas inversiones.

Otro de los temas que podrían figurar en una eventual agenda de trabajo es el escenario que ofrece el mal endémico de la anemia. Somos la región que en este momento recibe el mayor canon minero y sin embargo cuatro de cada diez niños ancashinos vive atrapado entre las garras de este flagelo. ¿Es posible eso?

Sabemos perfectamente que los señores congresistas están impedidos de plantear propuestas que generen gastos al estado, pero eso no limita su capacidad de gestión ni su voluntad política para apoyar iniciativas que tengan que incidir en el desarrollo de sus regiones.

Por feliz coincidencia, los nuevos congresistas de Ancash residen en Chimbote y con toda seguridad están al tanto de estas y otras expectativas. Esta es su oportunidad para demostrar hasta qué punto son consecuentes con la tierra que los alberga y con las promesas que hicieron durante la campaña electoral. De eso también va a depender que realicen una buena carrera política en adelante. Ancash ya no merece ni tiene por qué soportar más postergación.