Editorial

::: NADA JUSTIFICA IMPERDONABLE DESABASTECIMIENTO :::

Bajo ningún pretexto el gobierno central deja de enviar a la Municipalidad Provincial del Santa el presupuesto para la compra de alimentos destinados a los programas sociales Vaso de Leche y Comedores Populares. Más allá de una obligación gubernamental, la asistencia alimentaria que reciben miles de familias de condición humilde es sagrada y no puede suspenderse por ningún motivo, razón o circunstancia. Con el hambre  de los pobres no se juega. Sin embargo, ya se ha convertido en una mala costumbre el hecho que la comuna provincial suspenda esta ayuda en forma reiterada, haciéndolo sin anuncio ni justificación alguna, como está sucediendo en estos días.

Recientemente el alcalde provincial Roberto Briceño Franco convocó a una reunión en el palacio municipal a las madres que representan a 137 comedores populares, pero no lo hizo para explicar las razones del desabastecimiento ni para disculparse por esta imperdonable deficiencia de su gestión municipal. Tampoco lo hizo para calmar la angustia de las madres de familia dando a conocer, con toda exactitud, a partir de qué fecha  se va a normalizar la entrega de estos alimentos.

En dicha reunión, el burgomaestre se limitó a manifestar que su Despacho “está tratando de buscar nuevos resultados para una mejor atención a los beneficiarios”. Puro floro. En condiciones como ésta, la gente afectada desea respuestas concretas, sin mecidas ni medias tintas. Nada puede ser más humillante que tratar así a los humildes.

Como es de público conocimiento, el dinero para la compra de estos productos de primera necesidad está ahí, en las arcas municipales, no existiendo ninguna razón valedera para dejar de adquirirlos y mucho menos para especular con el hambre de tanta gente necesitada. Eso es inhumano.

En Chimbote existen por lo menos quince distribuidores mayoristas que están en condiciones de atender este abastecimiento. Y no solamente con productos bien almacenados y de insuperable calidad, sino también a precios sin competencia y, lo que es más importante, sin aceptar arreglos bajo la mesa.

No se explica entonces cómo es que la Municipalidad Provincial del Santa prefiere adquirir estos productos a un comerciante minorista del mercado La Perla, quien a su vez tiene que acudir a otros comerciantes minoristas para completar determinadas cuotas. Todo ello exponiendo a las familias beneficiarias al consumo de productos mal almacenados y de desconocida calidad, ocasionando de paso una mayor pérdida de tiempo y sobrecostos innecesarios. Si mal no recordamos, eso mismo sucedió con la compra de las famosas canastas para la lucha contra la pandemia, que fueron adquiridas a destiempo, con productos de pésima calidad y a precios sobrevalorados. ¿A tanto puede llegar la falta de sensibilidad municipal?.

A pesar de ello, cada vez que el alcalde requiere de una  marcha “espontánea” para demostrar que goza de respaldo popular, son las madres beneficiarias del Vaso de Leche de Leche y Comedores Populares las primeras en salir a desfilar por la Plaza de Armas llevando a sus hijos en brazos. ¿Cómo se puede llamar a eso?.