Editorial

¿ESTÁ PROHIBIDO LUCHAR CONTRA LA CORRUPCIÓN?

Fue una reacción sintomática. Tan solo dos días hábiles después de haber denunciado ante la fiscalía a tres funcionarios del Hospital Regional por haberse coludido para favorecer a una empresa proveedora, el director de ese nosocomio, Dr. César Acevedo Orellano, fue cesado del cargo por el gobernador regional de Ancash, Henry Borja Cruzado.

La denuncia que personalmente hizo el Dr. Acevedo Orellano no tiene nada que ver con esas movidas y poses antojadizas que suelen ocurrir al interior de nuestra administración pública. No. Tiene como sustento un informe de la Contraloría General de la República donde se establece, con todos los elementos de convicción, la responsabilidad de los tres funcionarios denunciados en esta ilícita operación.

Como ya lo hemos dado a conocer en este medio de comunicación, el hecho tiene que ver con la contratación del servicio de mantenimiento de la caldera con la que cuenta el hospital, una instalación que juega un rol decisivo e importante en la lucha contra la emergencia sanitaria.

El órgano de control del estado ha demostrado que el otorgamiento de la buena pro a favor de la empresa Construcciones Nuevo Mundo, ha sido direccionada por los tres funcionarios denunciados. No solamente porque el rubro de la referida empresa es completamente ajeno al objeto del servicio contrato, sino también por haberse otorgado la buena pro dando validez a un documento falsificado.

Ello no obstante, y cuando todo el mundo pensaba que la actitud del Dr. Acevedo iba a merecer al menos un reconocimiento por parte del gobierno regional, nos hemos dado con la desagradable sorpresa que más bien ha sido destituido. A la corrupción nadie la toca. Ese y no otro es el mensaje que hemos podido captar ante semejante oprobio.

Por una situación más o menos similar, hace unas semanas también fue cambiado el gerente de la Sub Región Pacífico, donde a decir de los propios trabajadores, son los proveedores quienes proponen el nombramiento de algunos funcionarios de confianza. De esa manera, todos conjugan el verbo ganar.

Ninguna otra región más que Ancash, necesita de una señal clara y decidida de lucha contra la corrupción. En realidad, más que una señal lo que nuestra región reclama es una demostración verídica y palpable de esta lucha. Y no en una sola, sino en todas las dependencias del gobierno regional.

Después de Lima y Callao, y desde hace más de quince años, Ancash se mantiene como la segunda región más corrupta del país. Se calcula en alrededor de mil millones de soles el perjuicio económico que este mal endémico le ha ocasionado a nuestra región.

Tenemos el record de obras sobrevaloradas, así como mal ejecutadas y abandonadas por completo. Para demostrarlo ahí están el coliseo cerrado, el canal San Bartolo, los falsos expedientes técnicos de Chinecas y la concertación amañada para el pago de arbitrajes por más de 150 millones de soles.

Tenemos asimismo el caso de La Centralita, la red de corrupción más grande que ha existido en todo el país, donde además de los jerarcas del gobierno regional, estuvieron involucrados miembros del poder judicial, del ministerio público y de la Policía Nacional; todo ello, con el soporte de un brazo armado integrado por sicarios a sueldo.

Si lo que queremos es cambiar la historia, Ancash no tiene otra alternativa que sacudirse de este lastre. No puede seguir manteniéndolo como se puede comprobar desde lejos. Si no acabamos con este lastre, que nos llena de vergüenza ante el resto del país, los ancashinos vamos a tener corrupción para rato. Tal como están las cosas, existe la clara sensación de que luchar contra la corrupción, está prohibido en el gobierno regional. Hasta hoy es una lucha perdida.