Editorial

HAY GOLPES EN LA VIDA TAN FUERTES…

También en la Biblioteca Municipal:

Después de haber permanecido cerrada por más de año y medio a causa de la pandemia, el pasado miércoles 22  la gerencia de Educación, Cultura y Deportes de la Municipalidad Provincial del Santa reabrió las puertas de la Biblioteca Púbica Municipal, con lo cual miles de usuarios podrán acudir nuevamente en forma presencial a este recinto de difusión e intercambio cultural.

Un  ilustrativo tríptico a colores editado por la comuna provincial, da cuenta de este significativo acontecimiento y renueva su invitación para que el público usuario acceda nuevamente a todos los servicios relacionados con la lectura, préstamo de libros e intercambio virtual; todo eso completamente gratuito. Hasta ahí, todo está perfectamente bien.

Sin embargo hay algo que no puede pasar por desapercibido y que más bien llama poderosamente la atención,  al menos para este medio de comunicación comprometido con Chimbote. De uno a otro extremo del referido tríptico, los responsables de su edición hablan de la Biblioteca Púbica de Chimbote y en ningún momento se dignan hacer mención al nombre de César Vallejo, denominación con la oficialmente nació hace 55 años. Esta deliberada omisión confirmaría el intento de sustituir el nombre de César Vallejo por el de otro intelectual, iniciativa que hace ya varios meses salió desde el interior de la propia comuna provincial.

Como se sabe, la biblioteca fue fundada en enero de 1966 durante la gestión del alcalde Guillermo Balcázar Rioja y la denominación de César Vallejo no fue elegida al azar. Fue resultado de la propuesta unánime que hicieron  llegar al alcalde instituciones y grupos de jóvenes intelectuales y amantes de la cultura, entre ellos el Club Inca Garcilaso de la Vega. Miembros de esta y otras organizaciones recorrieron todo Chimbote de puerta en puerta logrando recolectar más de tres mil libros con los que la biblioteca empezó a funcionar en su antiguo local frente a la plaza de armas. Todo se inspiró y consiguió en nombre del gran César Vallejo.

¿Quién en su sano juicio podría restar los méritos del poeta peruano más universal? Cualquier biblioteca pública del Perú y el mundo se sentiría orgullosa de tener esa denominación. No entendemos por eso cómo es que  desde el interior de comuna provincial se pretenda llevar a  cabo semejante profanación cultural.   

Más allá de una importante dependencia municipal, la biblioteca César Vallejo es patrimonio cultural de Chimbote y nadie, por muy alcalde o alto funcionario que sea, puede de la noche a la mañana y sin consultar a nadie, atentar contra ese patrimonio de la ciudad. En un año más, el uno y el otro dejarán sus cargos, pero no por eso Chimbote tiene que cambiar su identidad. El derecho al nombre es inalienable y no tiene porque cambiar  de una gestión municipal a otra.

Aceptar semejante imposición daría pie para que otras gestiones ediles también cometan esta clase de atropellos. Ya bastante hemos tenido con la invasión del Paseo de la Cultura, la destrucción del bulevar Isla Blanca y el intento de demoler la Sala de Arte, como para tener que aceptar un atentado más como es el desconocimiento de un nombre que le ha dado al país prestigio universal.

Como bien lo dijo en su inmortal poema Los Heraldos Negros, “hay golpes en la vida tan fuerte yo no se…” sería imperdonable que uno de esos golpes  caigan póstumamente sobre la memoria de César Vallejo. Si no se es capaz de honrar el nombre del más grande poeta del Perú, por lo menos se debe evitar deshonrarlo.