Editorial

::: OJALÁ ARRIBEMOS A BUEN PUERTO :::

Tal como se vienen presentando las cosas bien podría decirse que, como muy pocas veces ha sucedido en los últimos tiempos, en estos días Chimbote está disfrutando de una venturosa  racha de buenas noticias. Ayer en este mismo espacio nos ocupamos de la convocatoria a licitación púbica internacional para la construcción del hospital especializado de Essalud, proyecto  que ahora sí parece estar en camino de convertirse en realidad.

Con esa misma satisfacción hoy tenemos que  destacar  la decisión asumida por la Autoridad Portuaria Nacional de incluir al Terminal Portuario de Chimbote en un paquete exclusivo de cuatro proyectos de inversión, con miras a  una eventual modernización. Como en el caso del hospital, la presencia de PROINVERSION en dicho proceso, otorga a esta información una indiscutible dosis de seguridad y confiabilidad.

Aún cuando la comparación podría incomodar a más de una autoridad, lo cierto es que, si esta información  hubiera tenido como fuente al gobierno regional de Ancash, no nos quedaría otra alternativa que tomarla con mucha reserva y hasta desconfianza. Pero en vista que procede  nada menos que de la propia Autoridad Portuaria Nacional, el anuncio ha sido motivo más que suficiente para despertar en Chimbote fundadas expectativas. No en vano estamos hablando del máximo organismo en lo que a gestión portuaria se refiere, cuya trayectoria ha sido y siendo protagónica en este importante rubro de la economía y quehacer nacional.

Aquí en Chimbote tenemos razones más que suficientes para tomar con pinzas el tema relacionado con el Terminal Portuario. Desde la mala hora en que fue transferido al Gobierno Regional de Ancash en agosto del 2013, el Terminal Portuario de Chimbote ha sido el único a nivel nacional en caminar como el cangrejo. Hasta hoy no ha sido capaz de dar un solo paso hacia  adelante.

Después de ocho años de mantenerse en manos de la burocracia regional,  el terminal portuario es hoy en día la muestra más patética del daño que causa el desconocimiento, la improvisación y la incapacidad de gestión. En todo este tiempo el terminal solo ha  servido para el aprovechamiento político y escenario de poses demagógicas como el anuncio estrambótico del quimérico “megapuerto”,  hechos que han terminado por llevarlo al fondeadero.  En este momento, la actividad del otrora gran terminal portuario de Chimbote, ocupa el último lugar entre todos los puertos del país, incluyendo los puertos fluviales de nuestra Amazonía.

Indiscutiblemente, este ha sido  uno de los más grandes errores que se han cometido en nombre de la regionalización. De haber continuado en manos de la Autoridad Portuaria Nacional, otra sería la suerte de Chimbote. Eso podemos comprobarlo viendo el  gran avance que han logrado otros terminales portuarios que siguen dependiendo de la APN.

Pero para que este convencimiento no signifique llorar sobre leche derramada, tenemos que sacar de esta mala experiencia una valiosa enseñanza, algo que nos impida volver a repetir el mismo error.

De acuerdo con la información a la que hemos hecho referencia, el Terminal Portuario de Chimbote contará con un patio de contenedores que es actualmente el  sistema de embarque y desembarque utilizado en todos los puertos del mundo. No contar con dicha instalación es simplemente mantenerse como hasta hoy, al margen de la realidad.

Quiérase o no, la buena intención de la Autoridad Portuaria Nacional viene a ser la única nave de salvataje que tiene a la mano el Terminal Portuario de Chimbote. De eso dependerá que pueda salir  a flote y logre arribar a buen puerto.