Editorial

FALTA DE CULTURA CÍVICA …

En un irracional arranque de furia, propio del más brutal energúmeno, el propietario de un establecimiento dizque deportivo y recreativo, no tuvo  mejor reacción que coger un bate de beisbol y romper el parabrisas del vehículo en el que llegó a su local un equipo de funcionarios municipales para entregarle una notificación por no tener licencia de funcionamiento.

Este paradigma de extrema insensatez e intolerancia ha puesto una vez más en el tapete la falta de respeto al principio de autoridad, que ya parece haberse convertido en una  conducta habitual, por lo  menos en el caso de Chimbote y Nuevo Chimbote. Las normas que rigen la actividad comercial son las que menos se respetan.

Aún en pleno estado de emergencia, más de los días la policía tiene que redoblar esfuerzos para intervenir numerosos eventos bailables donde los concurrentes, dominados por la euforia y el consumo de alcohol, no guardan el más mínimo protocolo de seguridad y se exponen a las garras del contagio masivo.

Lo mismo sucede con los conductores de estos establecimientos quienes hacen tabla rasa de las normas de formalización y cegados tan solo por el afán de lucro optan por el funcionamiento ilegal. Lo mismo les da tener licencia o no. Después de todo, ellos siempre se las arreglan para abrir sus puertas de par en par y dar rienda suelta a incontrolables bacanales. Eso demuestra que a la falta de cultura cívica, también se suma la falta de cultura empresarial.

Esto no es casualidad. La informalidad también viene de parte de la autoridad municipal que en un primer momento se hace de la vista gorda y permite que dichos establecimientos funcionen a veces por amiguismo y otras razones desconocidas. Entonces, como quiera que la costumbre es más fuerte que la ley, los propietarios toman esta falta de autoridad como un derecho para hacer lo que les dé la gana.

De ahí que cuando la autoridad decide poner las cosas en orden, se producen cosas como ésta, que dejan la pésima sensación de que la actividad comercial es tierra de nadie.