Opinión

¿LA OPOSICIÓN DEFIENDE EL MODELO ECONÓMICO?

El Ejecutivo desalienta la inversión privada en medio de silencio opositor

Por: Víctor Andrés Ponce (*)

El ministro de Justicia, Aníbal Torres, acaba de criticar ácidamente a Julio Velarde, presidente del BCR, e incluso, lo invitó a retirarse del cargo si es que no le gustaban sus expresiones en contra de la autoridad monetaria. Comentando las críticas de Velarde contra la ley de los topes de tasas de interés, el titular de Justicia las calificó de disparates.

Es evidente que el ministro de Justicia sabe de derecho, pero desconoce cosas elementales de economía. De allí que antes de los exabruptos en contra de Velarde él mismo llamara a investigar a los principales accionistas de la empresa Antamina por posibles conspiraciones contra el Ejecutivo. Desconocía que los accionistas de Antamina pertenecen a diversos países y tienen enorme prestigio mundial. Ahora defiende a ciegas la ley populista que establece topes a las tasas de interés y condena al ostracismo financiero a las pequeñas y medianas empresas, porque ya no entrarán en las calificaciones de riesgo para los créditos.

En otras palabras, el tope a las tasas de interés solo permitirá los créditos para las grandes empresas y sectores pudientes, y excluirá a los pequeños y emergentes. El populismo es una suma de demagogia y mala voluntad.

Sin embargo, lo que llama la atención no son las declaraciones del titular de Justicia, sino la indiferencia y la distancia de la oposición republicana. ¿Por qué no se levanta una ola de críticas en contra de las expresiones del titular de Justicia? Si analizamos la voluntad de la oposición en temas como Defensa, Educación y Transportes, por ejemplo, uno puede concluir que a la oposición no le interesa demasiado la defensa del modelo económico y de la inversión privada.

Si las cosas fuesen así, estamos ante un yerro capital de parte de la oposición. ¿Por qué? Los sectores que proponen la instalación de una asamblea constituyente para cambiar el régimen político y económico, e instaurar un sistema autoritario y colectivista, si bien han retrocedido por el momento en su plan, es incuestionable que acumulan fuerzas para una mejor oportunidad. Es decir, pretenden utilizar los recursos del Estado para crear clientelas y un apoyo popular circunstancial que les posibilite forzar una constituyente.

En ese camino necesitan ralentizar el crecimiento y bloquear el crecimiento de la inversión privada, con el claro objetivo de destruir a las clases medias y aumentar los niveles de pobreza.

La falta de empleo, el aumento del hambre y la irritación social, podrían crear un escenario favorable para legitimar el relato acerca de que todos los males provienen del modelo económico consagrado en la Constitución. Si esa narrativa se impone, entonces el zarpazo de una constituyente podría estar demasiado cerca. ¡Ante el fracaso del modelo, la constituyente!

De alguna manera la dureza de las calificaciones en contra de Velarde podría formar parte de esa intención de construir el relato sobre el fracaso económico que se avecina a partir del 2022. Todos sabemos que en el 2021 se crecerá por el efecto rebote de una economía con enormes potenciales. Finalmente, el Ejecutivo no ha podido dictar una sola norma explícitamente en contra del mercado, por la resistencia democrática nacional. Sin embargo, el anuncio de la constituyente y las propuestas de nacionalizar el gas y los recursos naturales, simplemente han liquidado las posibilidades de crecimiento de la inversión privada a futuro.

Si se avecina un terremoto económico el próximo año es de exclusiva responsabilidad del gobierno, sobre todo por la propuesta delirante de instalar una asamblea constituyente y nacionalizar los recursos naturales.

Si la oposición no asume un papel protagónico y decisivo en la defensa de un modelo económico que triplicó el PBI y redujo pobreza del 60% de la población a solo 20% –antes de la pandemia–, entonces, estará abandonado la lucha por el relato, por la explicación, de la contracción económica que se presentará en el 2022 por la caída de la inversión privada.

En otras palabras, los promotores de la constituyente tendrían el camino despejado para legitimar la propuesta de cambiar los regímenes político y económico. ¡A reaccionar!

(*) Director de El Montonero

(www.elmontonero.pe)