Editorial

::: NI LICENCIA, NI FUSIÓN :::

Luego de un largo periodo de negociaciones que no permitieron arribar a ningún acuerdo, la Universidad Sedes Sapiantiae de la ciudad de Lima finalmente resolvió  no aceptar el pedido de fusión que formuló la Universidad Privada San Pedro de Chimbote; desenlace que ha colocado a ésta última en una situación bastante complicada. Pues su supervivencia es ahora más impredecible que nunca.

Tiempo, dinero y oportunidades, son cosas  que la universidad San Pedro las ha tenido a manos llenas a lo largo de los últimos treinta años. Tranquilamente pudo haber sido una de las primeras de su género en lograr su licenciamiento ante la SUNEDU, pero, como hemos podido ver, no ha sabido aprovechar ninguna de estas ventajas. El resultado no se hizo esperar.

Con toda la infraestructura que posee y los ingentes recursos económicos de los que ha dispuesto a diestra y siniestra,  la universidad San Pedro ha podido disponer de un plantel académico de primer nivel  con la contratación  de docentes altamente capacitados y competentes. Nadie se explica cómo es que el aspecto lucrativo haya podido prevalecer a tal extremo por encima del aspecto académico.

A todas luces, ha sido precisamente la carencia de nivel académico el factor que más ha influido para la negativa del licenciamiento. Este Talón de Aquiles significa la angustia e incertidumbre que en este momento afecta a más de treinta mil alumnos, tanto en Chimbote y en más de ocho filiales a nivel nacional.

Algunos egresados nos han traído a la memoria  un caso ilustrativo que sucedió hace no muchos años  con los programas de maestría y doctorado que puso en marcha esta casa de estudios. Fueron los mismos participantes quienes se encargaron en esa oportunidad de dar la voz de alerta respecto a la falta de calificación de quienes fungían como docentes.  La misma advertencia se hizo con relación al aspecto curricular; pero, igual, ambos programas han seguido adelante poniendo en evidencia que ninguno de ellos obedecía  a un  interés realmente académico sino simplemente comercial. Lo único que importaba era otorgar el cartón a cualquier precio, y nada más.

Prueba de ello fueron los resultados de un concurso para plazas docentes convocado en aquellos años por el Estado. Ninguno de los magísteres y doctores con título otorgado por la universidad San Pedro, obtuvo nota aprobatoria. Más claro, ni el agua.

Nuestras mismas fuentes señalan que fueron estos docentes quienes, con la venia del rector de turno, coparon la comisión encargada de gestionar el licenciamiento de la universidad ante la SUNEDU, con el resultado adverso que ahora todos conocemos y lamentamos.  Se afirma que los miembros de esta comisión quisieron hacer valer los mismos métodos y los mismos recursos que utilizaban en la época de la Asamblea Nacional de Rectores.

Si a eso sumamos los escándalos de lavado de activos en los que se ha visto envuelta la universidad, con un rector prófugo de la justicia y otros directivos con sentencia oleada y sacramentada, es fácil de suponer la decisión de la universidad Sedes Sepiantiae, de no querer cargar con un muerto tan pesado.

Lo que conlleva a pensar muy seriamente en el deseo de la universidad San Pedro de valerse por sí misma, lo que nos parece bien, y hacer un segundo intento para lograr el licenciamiento ante la SUNEDU. Solo que esta vez tendrá que conformar una comisión integrada por docentes realmente capaces y limpios de polvo y paja. La imagen de Chimbote también está de por medio.