Opinión

DIONYSOS

Por: Miguel Rodríguez Liñán (*)

Para la exquisita Cofradía del Pisco con Canito en la proa

Gracias al verbo y el teatro, el dios manifiesta nuestro parentesco con las fuerzas ocultas del mundo, con los grandes momentos de la ciudad (polis), con todo lo que en el yo individual se despierte cuando vibra al contacto con el nosotros colectivo. Por último, el transe y la posesión hacen de cada persona el receptáculo efímero, pero grandioso, de un dios –una potencia incógnita de nuestro psiquismo. Es bastante posible que este dios sea el precursor de eso que, siglos después, se llamarán la líbido y el inconsciente, ya que su acción permite a nuestras pulsiones más profundas de salir a la luz, e incluso a las más inhumanas de adquirir humanidad. Dionysos / Backus reina en las zonas turbulentas, obscuras y fronterizas del ser gracias al vino, al verbo, a la música, al teatro y la danza –o junto con ellos. El dios permite a quienes intentan la más riesgosa y radical de las empresas, esa que tiene por escollos mayores la peor adversidad, los peores sufrimientos y todas clase de infortunios, esa en la que uno se juega la vida, esa que conduce al éxtasis o a la perdición, al ángel o al demonio, de trascenderse a sí mismos gracias al conocimiento de nuestro yo profundo, ese que ignora la religión oficial, cualquiera que sea. En la Antigüedad clásica, Dionysos fue también el dios de los artistas felices, de las tropas con guirlandas, de los cortejos ebrios que recorrían los pueblos en la época de las vendimias. Antes de pasar a la enumeración de sus fiestas, levantemos una copa de buen vino italiano, cretence o griego, francés o español, de buen vino mediterráneo en cualquier caso, tal como recomienda el autor de quien hemos calcado este pasaje. Me olvidaba. Según el poeta, el tirso es, en el sentido moral y poético, un emblema en la mano de sacerdotes o sacerdotisas celebrando la divinidad de la cual son los intérpretes y servidores. El aspecto físico es el de un palo o vara enramada que suele llevar como cetro la figura de Backus-Backoos (El poeta lo llama con palabras de poeta: el bastón hierático, el tutor de la viña, la garrocha del lúpulo). Alrededor del tirso sacro, vemos tallos y flores como campanas o copas volteadas, de pronto suplicantes. Como si esas delicadas corolas, esos cálices, esas explosiones de colores y olores ejecutaran un “fandango místico” –son palabras del poeta – en torno al bastón hierático, fálico. Este tirso, cetro del invencible Backus sería la representación de la dualidad masculino-femenina, o sea del sexo: el elemento femenino de los cálices, las campanas, las corolas y las flores ejecutan alrededor del elemento masculino –la vara-tirso-falo –, prestigiosas piruetas. Una última, por siaca: el ¡Evohé! Es el grito de las bacantes o ménades para aclamar o invocar al Dionysos Backus. Ahora sí. Alcemos nuestras copas. Salud, maestros. Cuatro fiestas anuales conmemoran y celebran al dios:

-Las dionisíacas rústicas (finales de diciembre y comienzos de enero), fiestas cuando los cortejos desfilan con ofrendas y símbolos fálicos.

-Las celebraciones denominadas leneanas, a finales de enero y comienzos de febrero, con representaciones teatrales y procesiones.

-Las llamadas antestéricas, a finales de febrero y comienzos de marzo.

-Y las grandes dionisíacas, a finales de marzo y comienzos de abril.

      Uno de los siete himnos órficos consagrados al dios, reza:

Escucha, hijo de Zeus, dios de la Uva,

Ilustre hijo de dos madres, oh dios liberador,

Secreta y pura simiente de los Inmortales,

Amante del ¡Evohé!,

Oh fecundo, nutricio, dispensador

De frutos y delicias,

Estremecedor del suelo, Lenos todopoderoso,

Dios zalamero y juguetón cuyas apariciones

Calman y curan nuestras penas,

Flor sagrada que traes a los mortales

Regocijo y despreocupación,

Hijo de Epaphos, oh Cabelludo, ruidoso, incitador,

Compadre del Tirso, oh poderoso consuelo

De todos aquellos, hombres o dioses, a quienes te apareces,

Ven, te ruego, ven a ofrecer a tus acólitos

Abundancia y dulzura.

Amén.

(*) Escritor y Poeta que radicado en Francia