Opinión

¡EL AÑO DE LA DESTRUCCIÓN DE LA ECONOMÍA NACIONAL!

Por: Víctor Andrés Ponce (*) 

Durante dos décadas de proceso republicano, en las que se eligieron cinco gobiernos constitucionales sin interrupciones, se solía decir que la casi perpetua crisis política e institucional avanzaba por una cuerda separada de la del crecimiento, inversión y proceso de reducción de pobreza.

Y así parecía ser. Incluso durante la pasada administración Vizcarra, uno de los más destructivos de la reciente historia y pese al referendo y el cierre inconstitucional del Congreso –que quebraron la institucionalidad democrática–, la economía continuó avanzando. No obstante, también el errático manejo de la pandemia del mismo Gobierno de Vizcarra, la economía demostraba una resiliencia que sorprendía al planeta.

Sin embargo, bastaron unos pocos meses de la administración Castillo y dos gabinetes conformados por corrientes comunistas y progresistas para que los motores del crecimiento comenzaran a detenerse. La imagen de los operarios de MMG-Las Bambas deteniendo la producción de concentrados de cobre en Apurímac, porque una minoría radical sitia a la megamina, es una instantánea que explica cómo los comunistas han detenido la economía nacional.

A nuestro entender, el ser responsable de haber detenido la economía nacional puede posibilitar que el Perú se cure del comunismo durante varias décadas. El crecimiento de las últimas tres décadas –luego de las reformas económicas de los noventa–, no obstante, todos los problemas que persisten, marca un antes y un después en la historia republicana.

Las cifras hablan por sí solas. Desde las reformas económicas el PBI se multiplicó por tres y junto con la macroeconomía, con más de US$ 70,000 millones en reservas internacionales y una deuda pública muy baja, se convirtieron en las imágenes de un nuevo país.

La pobreza de más de 60% de la población se redujo hasta 20% antes de la pandemia, y nuestra sociedad comenzó a dibujarse como una de mayorías de clases medias. De pronto, los nietos de los migrantes andinos en las ciudades se transformaron en los consumidores clasemedieros de los centenares de malls y supermercados de las ciudades. Una gran parte del Perú comenzó a dotarse de las infraestructuras de los países desarrollados.

Gracias a las inversiones mineras y las agroexportaciones, las regiones y los gobiernos locales se empoderaron como nunca antes en la historia, con recursos jamás imaginados. Si la reducción de la pobreza y el bienestar no avanzaron más es porque el Estado –conducido por los sectores progresistas– fue incapaz de redistribuir adecuadamente la riqueza aportada por las empresas y privados.

El Estado –a pesar de gastar alrededor de US$ 65,000 millones, una tercera parte del PBI nacional (más de US$ 200,000 millones)– fracasó en proveer buena salud (lo vimos en la pandemia) y buena educación, en construir carreteras y sistemas de agua y desagüe para los más pobres. Nunca el Estado manejó tantos recursos fiscales porque nunca había existido un sector privado tan poderoso que contribuyera con tanta riqueza nacional (a través de los impuestos).

El relato comunista, siempre tendencioso y antinacional, en vez de criticar el fracaso del Estado desarrolló una feroz campaña contra el modelo. La pandemia, la recesión y los yerros del Gobierno de Vizcarra crearon una situación que favoreció la llegada al poder del comunismo.

¿Por qué el comunismo busca destruir la economía de mercado y la inversión privada a cualquier costo? Porque es la única manera de estatizar la economía y centralizar el poder en tiranías autoritarias, tal como lo señala el manual comunista. Sin embargo, ¿cómo se puede detener un crecimiento y proceso de reducción de pobreza de tres décadas, en apenas semanas, sin pagar las consecuencias? Parece imposible.

El comunismo llegó al poder prediciendo el fin del neoliberalismo. Sin embargo, todo indica que el Gobierno de Castillo y la destrucción de la economía enterrarán al comunismo y las izquierdas progresistas por largo tiempo.

(*) Director de El Montonero (www.elmontonero.pe)