Editorial

::: ÚLTIMA OPORTUNIDAD :::

ULADECH Y USP:

Por intermedio de uno de sus voceros oficiales, la SUNEDU acaba de confirmar que tanto la ULADECH como la Universidad San Pedro, cuyo licenciamiento ha sido denegado por  el referido organismo,  ahora disponen de una nueva oportunidad para salvarse del cierre definitivo y poder ofrecer un servicio educativo, ahora sí, en mejores condiciones de calidad.

El bote salvavidas que SUNEDU  ha puesto al alcance de estas dos casas de estudio,  es en realidad la única y posiblemente la última operación de rescate que tienen ambas universidades para salir a flote y llegar a buen puerto. Ese es el deseo no solamente de alumnos, profesores y padres de familia, sino también de todo el pueblo de Chimbote.

Conjuntamente con otras universidades del país que se encuentran en la misma condición, para que la ULADECH y la Universidad San Pedro puedan acogerse a esta operación de salvamento tendrán que empezar desde cero, vale decir como si fuesen universidades recién creadas,  que van a funcionar por primera vez. En otras palabras, están en la misma situación de cualquier alumno repitente.

No obstante que esta ganga caída del cielo pudiera  interpretarse como una especie de borrón y cuenta nueva,  creemos que han hecho bien las autoridades de SUNEDU en priorizar, por encima de otras coyunturas, la situación de miles de estudiantes de ambas universidades que bajo ningún punto de vista pueden quedar a la deriva.

En este sentido, la contraparte que compromete a estos centros de estudio tendría que comenzar con un firme propósito de enmienda, empezando por recuperar la práctica del sinceramiento y la credibilidad. Con todo lo que ha sucedido dentro y en el entorno de ambas universidades y  sobre todo teniendo en cuenta todo el daño que se ha ocasionado al alumnado,  nadie podrá negar que ha llegado el momento de corregir errores y arrancar los males de raíz.

Por lo pronto, el R.P. Juan Roger Rodríguez Ruiz,  rector de la ULADECH,  ya adelantó que una de las primeras medidas que han adoptado con miras a esta nueva oportunidad, es la reducción de filiales y carreras profesionales. Efectivamente, el que mucho abarca poco aprieta y está demostrado que la grandeza de un centro de estudios no lo hace la cantidad sino la calidad.

Por otro lado, ha quedado muy en claro que la reforma universitaria, que tanto esfuerzo ha costado al Estado, en realidad no necesita de una nueva ley ni de una segunda oportunidad, como pretendió hacer creer al país un pequeño grupo de congresistas.

Para garantizar el derecho de los alumnos  a recibir un servicio educativo en inmejorables condiciones de calidad, no se necesita del intercambio de favores políticos y de otra índole. Por el contrario, lo que se requiere es elevar el nivel académico de las universidades y eso solo se consigue poniendo a salvo de cualquier contaminación, la integridad de los aspectos científicos, tecnológicos y culturales.

Damos por descontado que, tanto la ULADECH como la Universidad San Pedro, sabrán sacar provecho de los errores cometidos. Repetirlos, nunca más.