Editorial

CARGOS DE CONFIANZA NO INSPIRAN CONFIANZA

En Red de Salud Pacífico Sur:

En los últimos cuatro meses, la Red de Salud Pacífico Sur del gobierno regional de Ancash ha hecho noticia con el cambio atípico de cinco directores, uno de los cuales duró apenas 24 horas en el cargo, dando la inquietante sensación que al interior de esta dependencia del estado cualquier cosa puede suceder.

En concordancia con este escenario,  en los pasillos del gobierno regional se especula que no sería nada raro que la directora recién nombrada por el gobernador Henry Borja, también corra la misma suerte. De fuentes confiables, ha trascendido que la nueva funcionaria de salud carga sobre sus hombros la pesada cruz de un proceso administrativo derivado de cobros indebidos por concepto del covid 19.

Antes que nada, no tiene porque llamarnos la atención que, un día sí y otro también, en todos los organismos de nuestra administración pública se produzcan cambios inesperados. La frecuencia de estos relevos se ha convertido en pan de cada día, de manera especial en los mal llamados cargos de confianza, que hace mucho tiempo ya no inspiran confianza.

Como su nombre lo indica, el nombramiento de un funcionario en estas plazas privilegiadas está en función directa con el grado de confianza que el elegido goce por parte  del titular del organismo. Para ser más precisos, los funcionarios de confianza, sin excepción, son aquellos que ingresan a la administración pública gracias al intercambio de favores políticos o con la expresa consigna de responder a determinados intereses. Para eso, como es de suponer,  no interesa para nada que el elegido  carezca del perfil profesional correspondiente ni mucho menos que sea un ilustre neófito en gestión pública. Lo que importa es su predisposición para responder a los intereses de la élite que lo ha convocado y de la fidelidad o complicidad, según sea el caso, que el recién nombrado sea capaz de garantizar a dicha élite. Esa y no otra es la razón por la que se incurre con tanta  frecuencia en nombramientos absurdos, inmerecidos y fugaces.   

Claro está que en la administración pública nadie puede considerarse dueño de un puesto, por muy alto o importante que sea, con mayor razón si se trata de un cargo de confianza que es sinónimo de pasajero. Hoy puedes ser dueño de todo, pero si no haces lo que te ordenan, mañana mismo estás en la calle. Un clavo saca otro clavo.

Lamentablemente el sucesivo cambio de funcionarios de ese nivel repercute negativamente en la gestión del organismo. Crea un ambiente de inestabilidad y desconfianza donde todo el mundo trabaja a la defensiva, pensando solo en defender su puesto, con la sicosis de no saber qué puede suceder mañana pero sin pensar en ningún momento en la población. Esta sicosis se torna aún más adversa en  un escenario tan sensible y delicado como es el sector Salud.

La Red de Salud Pacífico Sur es una de las dependencias más importantes del gobierno regional de Ancash. Su jurisdicción abarca los distritos de Nuevo Chimbote, Samanco, Nepeña, Moro y Jimbe de la provincia del Santa, y la totalidad de las provincias de Casma y Huarmey. Por consiguiente, su labor tiene mucho que ver con el bienestar de una población que supera el medio millón de habitantes, razón por la que de ninguna manera puede mantenerse sujeta a los avatares de una gestión inestable e imprevisible.

Cuando todavía seguimos soportando los azotes del covid-19, después de mucho tiempo el fantasma del dengue ha revivido en Casma y  amenaza con extender a Huarmey. Mucho tiene que hacer la Red de Salud Pacífico Sur para  acabar con ambos males y devolver la tranquilidad a la población.  Primero es la salud, después el brindis.