Opinión

DOSTOIEVSKI SIEMPRE

Por: Miguel Rodríguez Liñán (*)

Hace algunas semanas, que ahora me parecen breves, que ahora veo empequeñecer en el reciente recuerdo, nos pusimos en contacto con el amigo Eliott… Esto pienso cortando mi bistec de solomillo aromatizado con yerbas provenzales, solito y simple, con pan, vino, un quesito, y ya, cuando empiezo a escribir a la hora del bitute… ¡Bitute! ¡Qué deliciosa, y sonora, y criollaza jerga pretérita!

      Como cierto tipo de autóctono galo, el viejo Eliott es exquisito en el comer y en el beber, y mesurado, yo también me las pico de exquisito pero la verdad es que soy un pantagruel desmesurado, pronto voy a reventar, con el pata Eliott nada de grandes comilonas, ay, nada de grandes borracheras, ay ay ay, además Boconcita la gala sólo toma un sobrio copetín degustando los manjares, Eliott dos, y yo soy el desdichado, el borrachín desconsolado, caballero, me adapto como puedo en el reino de esa señorita medio frigider, la moderación.

      Lo bueno, lo bello, lo maravilloso con el pata Eliott es que hablamos de literatura gala por lo general, Sade, Flaubert, Sthendal, Balzac, Houellebecq, Sollers y otras santas yerbas, que ha veces generan discusión, otras veces análisis y admirativa contemplación, como en el caso de Dostoievski, nosotros habla que te habla, Boconcita atenta escucha y observa, me sirvo otra copa, ellos dicen no merci, de modo que caballero… Cero pizzas, cero cheeskebab, cero comida comprada ya preparada, sólo se consume la gran comida de la casa, que el borrachín que vive dentro de mí, para su redención, prepara junto con los copetines en su esquina, solapa, mientras la conversa gira cual veleta en torno a temas diversos, el covid, la guerra, las elecciones, el anecdotario del pasado y otros elementos.

      Como es de buena familia y tiene su marmaja*, sabe ser generoso, aunque pienso que tal es su temperamento, suele traer super vinos de cultura biológica, postres, libros… Pongo un asterisco en la palabra marmaja porque se trata de una jerga antigua, no sé si todavía se utiliza en el Reino, es la plata simplemente, lo digo para las nuevas generaciones si leen estos documentos. Como es sibarita, ha sido merecidamente inciado en algunos platillos fundamentales, platos banderas, por ejemplo el lomo saltado, por ejemplo el arroz chaufa con pato frito, por ejemplo el seco de carne, por ejemplo el escabeche, son platillos de Perú campeón explico, y a veces Boconcita también se luce con sus platillos franchutes, sus quiches, sus tourtes, sus pollos al horno, sus cuz cuz, platillo que digan lo que digan los puristas, también es un plato bandera en Francia, aunque originario como los padres de Zidane de la costa norafricana… ¿Y el lomo saltado? pregunta… Proviene tal platillo de la cocina china digo, de la migración china cantonesa, esa que se hace con fuego fortísimo, pero cuéntame, ¿leíste el libro de Houellebecq del que hablamos? ¿Y el libro de Dostoievski?

      Entonces hablamos largamente sobre la última obra de Michel Houellebecq, titulada Anéantir, que puede traducirse como destruir, exterminar o aniquilar, donde el autor logra una obra maestra utilizando los materiales de la realidad y de lo cotidiano, incluso en cuanto en lo referente al lenguaje coloquial. El francés actual, le digo a Robert como quejándome, está plagado de anglicismos, que Houellebecq utiliza a profusión, así como las siglas, en fin, entre aglicismos y siglas el francés adquiere otro cariz, pero nada de eso es óbice al despliegue de su genio, al contrario, te lo paso apenas lo termine, es un ladrillo de más de 600 páginas pero que se leen con cucharita debido al contenido y a la riqueza, así como leemos a Dostoievski aunque sea en traduccción.

   Digo esto porque Eliott es un lector más que voraz, hasta el día de hoy ha devorado y sigue devorando cientos de miles de palabras de nuestra letra dura, literatura en alemán, en italiano, en ruso, el inglés, también en albanés, en árabe obviamente, en chino, en español y en no se cuantas otras lenguas debidamente traducidas al francés… Le haré conocer a los otros chicos del boom, él sólo conoce a don Gabriel y a don Mario, todavía no sabe lo que se pierde… Pero en fin, ¿conseguiste el libro del que hablamos? pregunto, es un libro de Dostoievski titulado El sueño de un hombre ridículo, que ahora se puede conseguir independientemente de la obra en la que está incluído, que es El Diario de un escritor, que sólo se puede conseguir en la edición de lujo de la Pléïade, por la módica suma de 54 euros.

Gracias a Eliott, hago mi balance en lo que concierne a Fedor Dostoievski, que todo escritor podría con gran beneficio leer antes de convertirse en escritor, o cuando se está convirtiendo, mudando de piel como los reptiles, porque si no hemos leído a Dosto, muchachos, mejor nos dedicamos a otra cosa, el viejo Dosto es imprescindible para el ejercicio de la letra dura. Si uno es serio en este tipo de faenas, podemos comenzar por Dostoievski y releerlo después la vida entera, le digo a Eliott completamentede acuerdo… ¿Y Nikolai Gogol el ucraniano y Fedor el ruso en esta guerra? Dosto se inspira en Gogol para escribir su libro de juventud Pobre gente (1846), que tiene mucho éxito.

–Lo que más me gusta del viejo Dosto, es la intensidad y la espesura psicológica de los personajes –digo.

  –Es algo temáticamente y estéticamente innovador –dice Eliott.

  En efecto, ese tratamiento del lenguaje en la novela se ilustra perfectamente en El Doble. Pero no olvidemos que Dostoievski era un adepto del filósofo utópico Charles Fourier (1772-1837). A partir de 1848 se reúne con jovenes intelectuales fourieristas en el círculo de Petrachevski, que concibe el proyecto de abolir la servidumbre y sueña con la revolución socialista. Dostoievski es detendido en abril de 1849, sigue diciendo Eliott, y condenado a muerte. Frente al pelotón de fusilamiento, llega un emisario de Moscú que le concede la gracia, de modo que se salva por un pelo, el zar ha leído sus libros…

   –La pena es conmutada a cuatro años de trabajo forzado en Siberia

  –Recuerdo de la casa de los muertos –digo.

  –Exactamente. Después te cuento el resto –dice Eliott –merci beaucoup. Muy buena la cocina de tu patria. Félicitations!

(*) Escritor y Poeta radicado en Francia.