Editorial

PSICOSIS POR EL CANON

Como lo dijimos ayer, el desaprovechamiento y el mal uso de los recursos del canon minero ha generado en todo el país un profundo desencanto y al mismo tiempo  un justificado malestar; lo que no es para menos. Hasta ahora, los gobiernos regionales, las municipalidades, las mismas universidades públicas y otras instituciones que durante los últimos veinte años reciben dinero del canon, han demostrado durante todo este tiempo que no son capaces de saber gestionarlo.

El solo hecho que más del 40 por ciento de esta millonaria compensación revierta al estado, como bien lo ha  hecho saber el Ministerio de Economía y Finanzas, corrobora dicha falta de capacidad. Son millones de soles que están disponibles cada año pero que no pueden ser utilizados por falta de capacidad. Miles de proyectos son desaprobados por estar pésimamente elaborados.

Ante esta desalentadora incoherencia, ayer en este  mismo espacio de opinión compartimos la idea de que una de las alternativas para revertir esta paradójica situación, podría ser la creación de una Autoridad Autónoma, con rango de unidad ejecutora,  para que se encargue  de administrar y utilizar estos recursos hasta hoy desperdiciados.

De esta manera la ejecución de los proyectos de salud y educación, que son la razón de ser del canon minero, no tendrían porque demorar tanto tiempo ni trucarse a medio camino, como sucede actualmente. Al respecto cabe señalar que en varios campos de la gestión pública, las autoridades autónomas han demostrado ser la llave maestra para dinamizar y hacer más productivo el funcionamiento del aparato estatal. Ello, aparte de estar sujetas a todos los mecanismos de seguimiento y control por parte del gobierno.

Pero, como impulsados por un resorte luego de darse a conocer esta inquietud,  los miembros de la Comisión de Economía del Congreso de la República acaban de aprobar una propuesta legislativa  para que una parte del canon sea distribuida directamente a la población. Eso, como se puede advertir de lejos, huele no solo  a populismo sino también  al afán de algunos congresistas de ganar aplausos con avemarías ajenas. Sin embargo, en caso de convertirse en ley, esta iniciativa  podría desnaturalizar por completo la esencia y el objetivo final del canon minero, cuyo espíritu es el bien común y no precisamente el interés particular.

Lo que los miembros de la Comisión de Economía del Congreso deberían  tener presente es que el subsidio temporal  que ellos están proponiendo, alienta el conformismo y crea falsas esperanzas. También deberían recordar que, tan pronto como las reservas mineras se  agoten, el canon también va a desaparecer y eso  es algo inexorable; cuestión de tiempo y nada más. Hay que saber guardar pan para mayo. ¿Quién les ha hecho creer que el Perú está condenado a seguir siendo un mendigo sentado en un banco de oro?.

De ahí que la gestión del canon en manos de una autoridad autónoma, se presenta como la mejor garantía para evitar que este recurso se utilice  en función a intereses personales o de , como lo propone la Comisión de Economía. En lo que hay que insistir es en el uso del canon en función a las reglas y estrategias desde la perspectiva del desarrollo nacional. Lo demás es puro espejismo.

Para cuando las minas se agoten, hay que tener en mano otras alternativas, como la agricultura y la ganadería, que garanticen un beneficio sostenible en el tiempo. Distribuir el canon como quien reparte golosinas, no es otra cosa que generar una psicosis fugaz y engañosa.