INFORME – IPE:
Según los resultados de la Encuesta Nacional de Hogares del INEI, en el 2021, el empleo en Áncash logró crecer ligeramente (0.3%) respecto a sus niveles del 2019. Esto implica la recuperación de los 72 mil empleos que se habían perdido producto de la pandemia en 2020 y, además, la creación de casi 2 mil puestos de trabajo nuevos en la región. No obstante, aún existen retos importantes para mejorar las condiciones laborales en la región.
Panorama regional
Entre 2019 y 2021, la población económicamente activa (PEA) ocupada en Áncash pasó de 639 mil trabajadores a 641 mil, impulsado principalmente por la recuperación del agro –sector con la mayor tasa de informalidad (97%)- que pasó de concentrar el 35% al 39% del empleo total. En contraste, disminuyó la participación de otros sectores como manufactura (de 6% a 4%), comercio (de 16% a 14%) y servicios (de 23% a 21%).
Los cambios en la composición de empleo también se observan según el tamaño de las empresas. Entre 2021 y 2019, el número de trabajadores empleados por las grandes empresas –cuya productividad es casi 20 veces la de las microempresas- disminuyó en 22%. En contraste, el empleo en las micro y pequeñas empresas incrementó en 6% y 5% respectivamente, con lo cual la mayor parte (80%) del empleo de la región se concentra en el sector empresarial menos productivo.
Precariedad laboral
Mientras la cantidad de empleos en Áncash ha logrado recuperarse, la calidad de los mismos se ha deteriorado: la tasa de subempleo pasó de 51% en 2019 a 59% en 2021. Es decir, durante el 2021, casi dos tercios de los trabajadores ancashinos trabajaban 35 o más horas a la semana y recibían ingresos por debajo del ingreso mínimo referencial determinado por el INEI, o trabajaban menos de 35 horas semanales aun cuando deseaban trabajar más. El deterioro del mercado laboral también se evidencia con el incremento de la informalidad laboral: el porcentaje de empleos informales aumentó de 79% en 2019 a 84% en 2021, incluso por encima de la tasa de informalidad alcanzada en 2020 (82%).
Los menores niveles de empleo adecuado y formal se relacionan con la caída en los ingresos salariales de la región. Durante el 2021, un trabajador ancashino promedio percibía S/1,144 al mes, 7% menos de lo percibido en 2019 (S/1,231). Esta situación es aún más crítica para las mujeres, cuyo salario mensual (S/895) se ubica 10% por debajo del nivel de 2019 (S/997), ampliando aún más la brecha salarial de género persistente en la región.
Medidas del Gobierno
La respuesta del Gobierno a los retos del mercado laboral ha incluido medidas como el incremento del salario mínimo, la eliminación de la tercerización laboral o el anteproyecto del nuevo Código de Trabajo. Al respecto, Germán Lora, laboralista y socio de Damma Legal Advisors, señala que estas medidas no atienden al grueso de trabajadores del país, sino que volverían más rígidas las relaciones laborales y paralizarían los planes de contratación de las empresas formales. En ese sentido, las medidas adoptadas hasta el momento se encuentran lejos de resolver los problemas de precariedad laboral y baja productividad del trabajador peruano.