En una nueva demostración de civismo e identificación con Chimbote, cien jóvenes voluntarios convocados por la empresa Siderperú han logrado evacuar en un solo día tres toneladas de basura y otros desperdicios de la playa que se halla a escasos metros del hospital La Caleta y de la zona residencial del mismo nombre. Nadie podrá negar que esta acción ejemplar es digna de admiración y todo reconocimiento pero, lamentablemente, no es la solución del problema.
Como bien sabemos, todos los envases de plástico, bolsas con restos de comida, retazos de madera y hasta pescado en descomposición, no son arrojados ahí por recicladores informales ni por acción del viento, como podría suponerse. Toda esa basura es arrojada por la borda y en forma deliberada e irresponsable por tripulantes y vigilantes de más de cien embarcaciones pesqueras que todos los días suelen permanecer fondeadas junto al muelle Gildemeister y al desembarcadero Artesanal.
Arrastrada por las olas hasta la orilla del mar, esta basura no solamente despide una fetidez insoportable sino también ofrece un espectáculo denigrante. Este lugar está considerado como zona turística y, en razón de ello, es frecuentado por grupos de familia y visitantes foráneos que acuden a admirar la belleza de la bahía. No es justo entonces que esta mala imagen de Chimbote aparezca en fotografías y videos para el recuerdo. ¿O estamos equivocados?.
Igual que esta última jornada de limpieza, es frecuente ver que otros grupos de jóvenes e instituciones ecologistas, todos ellos contagiados por el mismo entusiasmo, realizan periódicamente esta actividad en el mismo lugar. Pero, repetimos, esa no es la solución. Más tardan los jóvenes en evacuar las toneladas de basura acumulada, que los tripulantes de las embarcaciones en arrojar más desperdicios por la borda. Para propios y extraños, esta denigrante acción ha convertido dicho lugar en el basurero de la bahía.
Como quiera que esta situación amenaza con mantenerse cotidianamente ya que hasta ahora nadie asume la iniciativa de detenerla, creemos que ha llegado la hora de tomar al toro por las astas. Existen instituciones como la Capitanía de Puerto, PRODUCE, la OEFA, la Policía Ecológica y la Fiscalía Ambiental, que están directamente comprometidas y legalmente facultadas para intervenir en la solución del problema. Ante el tremendo daño que esto representa para Chimbote, ya no cabe seguir siendo indiferente y menos se puede ser indulgente. La limpieza y el orden de una ciudad están por encima de cualquier otra consideración.
Se nos ocurre que esta iniciativa podría empezar exigiendo a cada embarcación pesquera la instalación de uno o más recipientes donde se almacene la basura. Luego estos recipientes podrían ser transportados hasta el muelle para su evacuación final. Asimismo, el incumplimiento de esta disposición podría dar lugar a las sanciones correspondientes. Eso no es cosa del otro mundo. Si un vecino arroja basura a la calle, se hace merecedor a una multa. Es cuestión de cultura y salud ambiental.
Al haberse reanudado la celebración de la fiesta patronal de San Pedrito, van a ser muchas las personas que acudirán a este lugar para tomarse una foto del recuerdo. Nada podría ser más vejatorio para Chimbote que en esa foto aparezca el basurero de la bahía.