Difícil pero indispensable:
Por más que pudiera parecer una utopía, lo cierto es que la gestión del gobierno regional de Ancash y de la Municipalidad Provincial del Santa ha dado lugar en los últimos años a que la población se sienta no solamente defraudada sino también extremadamente sensible. Precisamente debido a este involuntario estado de ánimo, en Ancash y en la provincia del Santa ahora todos desconfiamos de todo.
La pérdida de confianza y credibilidad en la gestión y en la conducta de nuestras autoridades ha llegado a tal extremo, que quienes aquí vivimos ya no creemos en nada ni nadie. Y si esto no le hace bien a la población, con toda seguridad que tampoco le hace bien a las autoridades que van a asumir el cargo el próximo 1° de enero.
Desde esta aciaga perspectiva, y paralelamente con el cumplimiento de sus planes de trabajo y promesas de campaña, creemos que las nuevas autoridades deberían incluir entre sus principales obligaciones devolver la confianza al pueblo ancashino, algo que es tan y hasta posiblemente más importante que cualquier obra de infraestructura. Con fe y esperanza, un pueblo lo puede todo. Sin eso, no puede nada.
Después de todas las cosas que hemos visto en los últimos años, hoy más que nunca es necesario otorgarle a la población ancashina la satisfacción y la tranquilidad de saber que a partir del 1° de enero podemos iniciar un nuevo rumbo y que las cosas realmente van a mejorar.
Pero, claro, sería imposible que la recuperación de confianza y credibilidad se obtenga solo con palabras. Éstas tienen que contar necesariamente con el respaldo de hechos y actitudes probatorias y, para eso, las nuevas autoridades tendrían que empezar poniendo en práctica lo que precisamente ofrecieron en campaña.
Primero, armar un equipo de trabajo con técnicos y funcionarios que posean demostrada capacidad y experiencia. No con recomendados o incondicionales que ya hemos visto de qué pie cojean. Segundo, no por el hecho del poder de decisión que les asiste, las nuevas autoridades pueden tener carta libre para actuar al margen del Plan de Desarrollo Regional y del los planes de desarrollo urbano, según sea el caso. Un trabajo armónico rinde mejores frutos que el que se realiza a rajatabla.
Bien harían asimismo si su discurso de juramentación, en lugar de ser un listado de promesas y más promesas, sea más bien un compromiso y un cronograma de realizaciones. Finalmente, las mismas caminatas que han hecho como candidatos tienen que seguir haciéndolas ahora como autoridades. No hacerlo equivaldría a perder el sentido de la realidad y, por tanto, darle la espalda a la población..
El domingo 2 de octubre la población ha puesto su cuota de confianza al acudir a las urnas y hacerlo con la firme esperanza del cambio que todos deseamos. Ahora le toca a las autoridades electas corresponder y no defraudar esa confianza.