Por: Fernando Valdivia Correa (*)
Liz Patricia Benavides Vargas, Fiscal de la Nación, presentó ante el Parlamento una denuncia constitucional contra Pedro Castillo Terrones por los delitos de organización criminal, tráfico de influencias y colusión. Como justificación, la Doctora Benavides manifestó que se estaba produciendo “una feroz obstrucción a la justicia enquistada en el Gobierno con la finalidad de copar, controlar y direccionar procesos de contrataciones para obtener ganancias ilícitas”. En esa misma línea, Elvia Barrios Alvarado, Presidente del Poder Judicial, declaró “El juez ha actuado conforme a un requerimiento del Ministerio Público y quien no esté de acuerdo, tiene todo el derecho dentro de un debido proceso de impugnar esa decisión”. Veinticuatro horas antes, la judicatura ordenó la detención preliminar de Abel Cabrera, Salatiel Marrufo, Auner Vásquez, Biberto Castillo y Eder Vitón, personajes cercanos al aún mandatario y conocidos como el “gabinete en las sombras”, investigados por los presuntos delitos de organización criminal, colusión, tráfico de influencia y encubrimiento personal. Y el mismo día, la Fiscalía allanó la vivienda de su hermana ubicada en el distrito de San Juan de Lurigancho. Por la noche, visiblemente contrariado, el profesor Chotano señaló que “como Jefe de Estado debo decirles que nos vamos a mantener de pie, nos vamos a mantener firmes a pesar de esta persecución política. Hoy tenemos a una Fiscalía, que lejos de juzgar a las verdaderas redes criminales, hoy lo está haciendo con el Gobierno que ha sido elegido legal y legítimamente para conducir los destinos del país”, agregando que se ha puesto en marcha “una nueva modalidad de golpe de estado en el país”. Al día siguiente, interpuso un proceso de amparo pretendiendo frenar las investigaciones en su contra. Nuevamente apelando a la victimización.
Y si esto no fuera suficiente (por lo menos en esta semana), Palacio de Gobierno amaneció custodiado por efectivos militares. ¿Reacción sobrenatural?, ¿velada amenaza al Congreso, medios de comunicación y sociedad en general?. Quizá ambas cosas.
A todo ello, ¿quién dirige los destinos de nuestra amada patria?. Y sobre todo ¿hasta cuándo sucederá?. Está claro que Castillo no lo hace, pues dedica su tiempo (si es que lo hace) únicamente a defenderse de las múltiples acusaciones fiscales, congresales y periodísticas. Y también a atacar a todo aquel que ose cuestionarlo. Pero de los graves problemas que nos aquejan (incremento de la delincuencia, incluyendo sicariato, subida de precios de productos de primera necesidad, entre otros) ni una sola palabra. Y no lo hace, o mejor dicho no opina sobre estos temas, simplemente porque no tiene algo que decir. Sencillamente ignora terriblemente temas básicos de gestión pública, aunado a la abulia por querer aprender.
Tan devaluada está su imagen que ya ni sorprende que el Congreso le niegue el permiso de ausentarse del país. Y eso pasa no porque existiese el riesgo de fuga (inmenso favor que nos hiciera), sino para evitar otro papelón internacional (ahí sus absurdos ejemplos de “si el pollito está vivo o muerto” o “el tamborcito…”, más etc.). Hasta el mitómano exgobernante Martín Vizcarra Cornejo se ha atrevido a pedirle que renuncie al cargo.
Seamos claros, esta situación política vivida no da para más. Se agrava cada día. Saldrán más denuncias y habrá igual número de investigaciones. Los ministros, todos sin excepción, hacen tarea de bomberos; ergo intentando apagar el incendio provocado al interior del propio Ejecutivo. Y, mientras ello sigue ocurriendo, el Perú sigue paralizado, o en el peor escenario, en retroceso. En suma, esto ya es un GOBIERNO EN LAS SOMBRAS.
(*) Abogado