Editorial

::: TRISTE ADIÓS :::

Hoy, cuando los relojes marquen las 12.00 de la noche, habrá  llegado a su término el periodo de  gestión 2019-2022 del gobierno regional, lo mismo que de las veinte alcaldías provinciales y ciento sesentaiséis  alcaldías distritales que existen en toda la región Ancash. Un total de 187 autoridades, que hace cuatro asumieron el cargo en medio de desbordante entusiasmo y algarabía,  esta noche se despiden  con un triste adiós en el marco de un panorama dominado por la decepción y el arrepentimiento. Ninguno de ellos podrá pronunciar esa hermosa frase “tarea cumplida”.

Como lo acaba de dar a conocer el Portal de Transparencia Económica del Ministerio de Economía y Finanzas,  tanto el gobierno regional como las  municipalidades provinciales y distritales de Ancash,  han llegado al término de su gestión ejecutando en promedio apenas el  43.62% del presupuesto que han tenido disponible para obras públicas. Demás está reiterar que el 57% de este presupuesto no se ha ejecutado debido a la falta de capacidad, como todo el mundo sabe, Y eso, valgan verdades,  no puede ser motivo para celebrar.

El descontento generalizado que existe en la población con relación a esta labor, está a flor de piel y no necesita de mayores explicaciones. El gran porcentaje de ausentismo y de votos en blanco y viciados que se registró en el último proceso electoral, lo dice todo y nos releva de mayores comentarios. El descontento y la desconfianza de la población son enormes y han calado muy hondo en el sentimiento del pueblo ancashino.

Como ha sucedido en anteriores oportunidades, al interior del gobierno regional de Ancash ha vuelto a repetirse la historia de siempre, una historia de vergüenza y oprobio a la que nuestras autoridades ya nos tienen  acostumbrados. El gobernador  Juan Carlos Morillo Ulloa, elegido para el período 2019-2022, celebró  el  primer año de su gestión recluido en el penal Víctor Pérez Liendo de la ciudad de Huaraz,  donde se mantiene hasta el momento tras ser acusado de haber cometido graves delitos de corrupción en perjuicio del estado y el gobierno regional..

Pero cuando se pensaba que su sucesor, Henry Borja Cruzado, iba a cambiar el rumbo de los acontecimientos, ahora podemos comprobar que en realidad nada ha cambiado.  En los tres años que lleva al frente del gobierno regional de Ancash, la labor del gobernador Henry Borja  lo único que ha hecho es mantener un  statu quo donde rige la consigna “dejar hacer, dejar pasar”. Lo que viene realizando una camarilla de funcionarios golondrinos  en la conducción de los hospitales de la región, es algo que en su momento se tendrá que esclarecer y sancionar.

Lo cierto es que hasta este 31 de diciembre, Ancash se mantiene igual o peor que hace cuatro años. Ninguno de los grandes proyectos de desarrollo regional  se ha ejecutado.  Éstos solo han servido como libreto de promesa electoral para ganar votos y nada más. Eso explica porque hasta este momento,  estos proyectos ni siquiera han traspuesto la etapa de estudio técnico o estudio de factibilidad. Hasta hoy se mantienen en algún archivador a merced de las polillas. Como ya es común desde  hace muchos años, solo se habla de ellos de la boca para afuera o cada vez que el gobernador quiere aparecer en los medios de prensa.

Cambiando de escenario, las cosas que suceden al interior de las municipalidades provinciales y distritales es exactamente lo mismo. Un sinnúmero de informes elaborados por la Contraloría General de la República, da cuenta de graves irregularidades descubiertas en la ejecución de obras municipales. Se calcula en más de 800 millones de soles el  perjuicio detectado en obras sobrevaluadas, mal ejecutadas y paralizadas. Por cosas como éstas, el alcalde de la provincia de Ocros se encuentra prófugo de la justicia, mientras el alcalde provincial de Casma está con orden de prisión preventiva.

En medio de este panorama, esperamos que esta noche llegue a su fin esta historia y que mañana comience una nueva. Para decepciones y arrepentimientos, ya hemos tenido más que suficiente.