Editorial

HUMILLANTE AUTOGOL

José Gálvez FBC:

Tanto o más humillante que perder un partido de fútbol  disputándolo en la cancha, es perder el partido fuera de la cancha y por autogol. Por increíble que pudiera parecer, eso es lo que ha sucedido con el equipo emblemático de Chimbote, el Club José Gálvez FBC. En aplicación de las normas de la Federación Peruana de Fútbol, el llamado equipo del pueblo no podrá participar este año en el campeonato de la Liga Distrital de Fútbol de Chimbote, ni en ninguna otra competencia  de carácter oficial.

Lo que más vergüenza ha causado en el ambiente deportivo es que el Gálvez haya sido excluido no por haber perdido un partido de fútbol sino por haber perdido la capacidad de  honrar deudas y compromisos pendientes de pago.

Estas deudas, como bien sabemos,  vienen de gestiones anteriores que otros dirigentes jamás se preocuparon en honrar, afectando por consiguiente a jugadores, proveedores y terceros. De acuerdo con la normas de la Federación Peruana de Fútbol, esa omisión de pago ahora es motivo de una severa sanción que consiste en excluir al club deudor de toda competencia oficial,  por muy rankeado y por muy popular que sea.

De los doce clubes que iban a disputar este año el campeonato de la Liga Distrital de Fútbol de Chimbote, solo lo harán ocho de ellos. Chimbote FC, Deportivo Beta y José Gálvez FBC han quedado fuera de la competencia. Y este hecho ha obligado a los dirigentes de la liga de este deporte a tener que replantear el fixture con los nueve clubes que han quedado habilitados.

Solo a manera de consuelo, los dirigentes locales han dejado entrever la posibilidad que el Gálvez pueda participar en los partidos de la liga, pero  solo en forma decorativa. Pues ya sea que termine ganando o perdiendo un partido, los resultados no tendrán ningún efecto oficial. Por último, así gane el campeonato, tampoco podrá ser declarado campeón. Si los actuales dirigentes lo consideran conveniente, este año el Gálvez solo podrá jugar para las tribunas y eventualmente para no perder la categoría. Así de simple.

Atrás han quedado los años de gloria; aquella época en que el Gálvez llenó estadios, colmó de alegrías al pueblo de Chimbote  y fue su legítimo representante en la máxima categoría del fútbol nacional. Es de entender el dolor que la exclusión del Gálvez ha causado a la hinchada y a la población en general.

Pero las causas de esta situación no son precisamente deportivas sino una deficiente y corrosiva gestión dirigencial. De hecho es inocultable que los dirigentes que han tenido en sus manos el destino del club jamás han estado plenamente identificados con la institución.

Muchos de ellos incluso han llegado al extremo de utilizar la camiseta solo para obtener protagonismo político y provecho personal. De no haber sido por eso, otra sería la suerte del Gálvez en este momento. Las deudas, han conllevado a que el club incurra en un humillante autogol, algo que no será fácil de superar, por lo menos este año.