Editorial

BOMBA DE TIEMPO A PUNTO DE ESTALLAR

Los comerciantes informales que desde hace dos años y medio ocupan las cuadras 3, 4 y 5 del jirón Tumbes interrumpiendo el tránsito peatonal y vehicular, han olvidado el compromiso que asumieron con la municipalidad de ocupar este céntrico lugar en forma provisional y ahora se resisten a ser desalojados  en defensa, según ellos, de su derecho al trabajo.  Si fuera así ¿dónde queda entonces el derecho de Chimbote a ser una ciudad limpia, segura y ordenada?.

Al respecto, cabe precisar que los pactos de “ocupación provisional” que han celebrado algunos alcaldes con un determinado grupo de comerciantes , es algo que, al menos en el caso de Chimbote, trae a la memoria ingratas y desagradables experiencias. Un ejemplo es lo que han protagonizado  los comerciantes del mercado Ferrocarril.

No se sabe porque extraña razón o circunstancia, lo cierto es que hace alrededor de treinta años, un alcalde permitió  a estos comerciantes ocupar en forma “provisional” un terreno de 5 mil metros cuadrados  inscrito en Registro Públicos a nombre de la Universidad Nacional del Santa. En ese terreno, ubicado en la esquina de la avenida Gálvez y el jirón Ladislao Espinar, la casa de estudios superiores tiene proyectado construir un complejo cultural, con museo, sala de arte, etc., que bien puede colocar a Chimbote a la altura de las principales ciudades del país.

Lamentablemente, como se puede ver, los comerciantes no solamente han hecho tabla rasa del compromiso de ocupación temporal, sino también han contrademandado a la universidad alegando “derecho de posesión”, en tanto que todos los alcaldes que pretendieron desalojarlos, por la buena o por la fuerza,  han terminado denunciados por abuso de autoridad. Hasta hoy, los comerciantes se mantienen en ese lugar mientras que la Universidad Nacional del Santa y la ciudad de Chimbote, se han quedado con las ganas de tener envidiable un complejo cultural.

Con los comerciantes del Jirón Tumbes, se puede decir que la historia amenaza con repetirse. Hace dos años y medio, cuando empezó la pandemia del covid-19, la Municipalidad Provincial del Santa permitió  que ocupen   temporalmente este céntrico lugar, con el compromiso de desocuparlo tan pronto como se supere el estado de  emergencia sanitaria. Éste ya se superó, pero igual los comerciantes se niegan a desocupar la vía pública a pesar que el actual alcalde les ha ofrecido hasta dos terrenos donde ser reubicados. Tal parece que para los comerciantes informales, la palabra temporal no está en su diccionario.

Cabe señalar que en esas tres cuadras del céntrico jirón Tumbes tienen su sede importantes instituciones públicas como es el Instituto de Medicina Legal, la Dirección de Migraciones,  Serpost y la emblemática institución educativa Jardín Ruso que, tal como está la cosa, no pueden funcionar normalmente. Asimismo, la sucursal de una conocida institución bancaria que funcionaba en ese lugar, ha preferido cerrar sus puertas ante la inseguridad que representa para sus clientes la invasión del comercio informal.

Ya no se trata entonces de pedir a los que por favor desocupen la vía pública. Existen disposiciones jurídicas y municipales suficientemente claras, que garantizan el mantenimiento del orden público y que solo es cuestión de hacerlas respetar. El estallido de esta bomba de tiempo no tiene porque afectar a la ciudad de Chimbote.