Editorial

LO BUENO Y LO MALO

Teatro municipal:

Lo bueno es que después de cuatro años de haber permanecido convertido en un  enorme y costoso elefante blanco, el  último fin de semana el teatro municipal de Nuevo Chimbote inició por fin sus actividades culturales con la realización de un concurrido concierto musical dando lugar a un acontecimiento que ha merecido el aplauso y reconocimiento público de toda la población.

Justamente el concierto fue organizado por la municipalidad de Nuevo Chimbote en alianza con el Centro Cultural Centenario de Chimbote, constituyéndose en un  espectáculo de calidad que hace mucho tiempo no se veía por estos  lares, el mismo que reunió a un numeroso público de todas las edades y que ha colocado al distrito sureño a la altura de las grandes ciudades. Para eso fue construido el teatro.   

Lo malo está en todo el tiempo que se ha dejado  de utilizar este moderno escenario, manteniendo maniatado y amordazado todo intento de promover el desarrollo de la actividad cultural, algo que le hace mucha falta a nuestra niñez y juventud.

Construido durante la última gestión del ex alcalde Valentín Fernández,  el teatro municipal sufrió durante toda la gestión de su sucesor, Domingo Caldas, el más inexplicable e injustificado abandono. Pero esto no fue porque la construcción en sí haya quedado inconclusa o paralizada. Fue porque a lo largo de sus cuatro años de gestión, el alcalde Domingo Caldas  no movió un solo dedo para gestionar  la instalación de los servicios de energía eléctrica, agua y desagüe. Solo era cuestión de levantar la cuchilla, pero es evidente que no hubo voluntad de hacerlo.  Sin estos servicios era imposible que el teatro municipal pudiera empezar a funcionar.

Para llamar las cosas por su nombre, esta deliberada omisión de funciones  solo puede ser resultado de una inaceptable actitud de mezquindad. No cabe otra explicación. Cierto es que algunos alcaldes y gobernadores regionales  suelen poner en la congeladora  algunas obras iniciadas por sus antecesores, según ellos, para evitar hacerle propaganda  a “la gestión anterior” y más bien para quemar su imagen.  Olvidan desde luego que los recursos del estado son para ponerlos al  servicio de la comunidad y no para satisfacer  intereses personales.  En ocasiones como ésta, los  celos   y los resentimientos políticos pueden más que el principio de gobernabilidad.

Lo bueno es que ahora los jóvenes, niños  y en general los amantes del arte y la cultura, tendrán a su disposición un escenario moderno, apropiado y convenientemente equipado donde desarrollar su talento.

Cabe destacar en ese sentido la celeridad con la que el actual alcalde Walter Soto Campos, con solo mover un dedo,  ha hecho posible la instalación de los servicios de energía eléctrica,  agua y desagüe. Después de todo lo malo que le ha tocado vivir,  en buena hora que el teatro municipal esté ahora al servicio de la comunidad.