Editorial

SIN SEÑAL DE LA CRUZ

Chimbote se quedó…

Cierto, no se puede hablar de lo que no se conoce. Menos,  de lo que no se ha querido. Para el pueblo de Chimbote, hablar de la Cruz de la Paz es hablar de un símbolo de fe e identidad cultural que se levantó hace treintaiséis años bajo el liderazgo del  obispo monseñor  Luis Bambarén Gastelumendi. La obra, no está demás recordarlo,  fue resultado de una jornada  en la que participaron autoridades, organismos públicos y empresarios privados, y en la cual, de manera especial,  destaca  la participación de más de 15 mil de jóvenes de ambos sexos, que actualmente sobrepasan los cincuentaicinco y sesenta años de edad.

Debido a esta destacada participación, el Cerro Negro, nombre con el que los antiguos chimbotanos bautizaron a la más grande elevación  natural de la ciudad,  pasó a llamarse con toda justicia el Cerro de la Juventud. El viernes de la semana pasada, tan pronto como se conoció el desplome de la Cruz de la Paz, han sido precisamente ellos, los jóvenes de hace treintaiséis años, los primeros en lamentar este lamentable y vergonzoso suceso. Todo Chimbote coincide con ellos en deplorar que uno de los principales símbolos de la ciudad se haya caído a pedazos no solo por la falta de mantenimiento sino, sobre todo, por causa de la indiferencia.

Para referirnos a la construcción de la cruz, que permanece imborrable en el recuerdo de sus protagonistas, necesariamente tenemos que remontarnos a mediados del año 1985. En esa época las hordas del grupo terrorista Sendero Luminoso, en su demencial accionar pretendieron convertir al país en un charco de sangre, muerte y destrucción. No contentos con eso, emprendieron una campaña en todo el país para llevar su mensaje de odio a los planteles escolares y de esa manera envenenar la mente de niños y jóvenes.-

La respuesta de la Diócesis de Chimbote no se hizo esperar. Todos recordamos haber visto a monseñor Bambarén  peregrinar de colegio en colegio llevando su mensaje de paz para enfrentar de esa manera la amenaza terrorista con las armas de la fe.

Para  comienzos de 1986, el trabajo de hormiga realizado por  monseñor Bambarén empezó a rendir sus primeros frutos. La idea consistía en erigir un símbolo  de amor por la paz y de rechazo a la violencia  y, para eso, qué mejor que levantar una cruz, símbolo mundial del Cristianismo, en el lugar más visible de Chimbote.

El  14 de septiembre de 1986, la Cruz de la Paz fue inaugurada con la presencia del presidente Alan García Pérez. Medía 25 metros de altura y gracias a un avanzado sistema de iluminación se le podía admirar desde veinticinco kilómetros a la redonda. Cada año el Cerro de la Juventud se convirtió en escenario de todos los ritos por Semana Santa y también en uno de los lugares más visitados por el turismo interno y receptivo.

Aunque a muchos no nos guste, no se puede negar que mientras monseñor Bambarén se mantuvo al frente del obispado de Chimbote, la Cruz de la Paz y el Cerro de la Juventud mantuvieron su prestancia y fueron objeto de un esmerado mantenimiento. Todo esto sin embargo cambió por completo a partir del año 2003,  cuando el obispo Bambarén pasó al retiro por límite de edad. La caída de la Cruz de la Paz  por falta de mantenimiento, nos releva de mayores comentarios.

Ante a esta afrenta, que afecta al pueblo de Chimbote, solo cabe hacernos una  inevitable pregunta: ¿se construirá una nueva cruz o nos olvidamos de ella para siempre?. Decimos esto porque peor que aceptar la caída de la cruz, sería aceptar la caída de la fe. En momentos en que el terrorismo amenaza regresar con renovadas energías y apoyo político, Chimbote no puede quedarse sin la señal de la cruz.