Editorial

EL GATO DE DESPENSERO

PRONIS y El Progreso:

En su reciente visita a Chimbote realizada el martes de la presente semana, el Vice Ministro de Salud, Ciro Mestas Valero,  y el Coordinador General de PRONIS, Erick de la Torre Bejarano, han anunciado la conformación de un Comité de Monitoreo y Seguimiento cuyo objetivo será, supuestamente,  supervisar  a pie juntillas la construcción del Hospital El Progreso, una obra que a pesar de haberse iniciado hace ya dos años  y no obstante haber pasado por dos licitaciones, actualmente se mantiene paralizada por segunda vez con apenas el 10 por ciento de avance.

De acuerdo con una nota de prensa difundida por el Ministerio de Salud, el  mencionado comité estaría  conformado por representantes de la  Municipalidad Provincial del Santa, de la Dirección Regional de Salud del gobierno regional de Ancash, así como por un dirigente vecinal del pueblo joven El Progreso y, agarrémonos, un funcionario del PRONIS.

Si lo que se desea es que el comité realice el monitoreo y seguimiento de la obra en forma impecable, creemos que todos sus integrantes  deben estar investidos de absoluta y probada imparcialidad.  Y, salvo que nos equivoquemos,  creemos asimismo que ninguno de ellos podría  tener relación contractual  ni conflicto de intereses con la obra.  Para decirlo en buen romance, el gato no puede ser al mismo tiempo despensero.

Sin embargo, ese no es el caso de PRONIS. Este organismo del estado, adscrito al Ministerio de Salud, es la unidad ejecutora del hospital y, en esa condición, tiene mucho que ver con la delicada situación en la que se mantiene la obra. En esas condiciones ¿cómo podría PRONIS  asumir el doble rol de juez y parte?

Al respecto, es del caso recordar que cuando el primer contratista paralizó la obra en octubre del 2021, argumentando que el expediente técnico no consideraba la colocación de aisladores sísmicos,  extrañamente   PRONIS  guardó silencio. Tuvo que ser el presidente de la Federación Médica de Ancash, Leandro Pérez Álvarez,  quien dio la voz de alerta recién en marzo del 2022.

Aún así, tal como lo ha informado la Contraloría General de la República, en la segunda licitación convocada por PRONIS en octubre del 2022, se han descubierto  otra serie de graves irregularidades  que a estas alturas ya no pueden pasar por alto. Una de ellas es haber aceptado a una de las empresas que conforman el consorcio ganador, la presentación, no propiamente de una carta fianza, sino de una línea de crédito por 35 millones de soles, la misma que ha sido otorgada por una cooperativa de ahorro cuyo capital no supera los 800 mil soles. Pero eso no es todo.  Una vez más se ha pasado por alto no solamente el  caso de los aisladores sísmicos sino también la calidad de las estructuras de concreto ejecutadas por el primer contratista.  Se afirma que éstas necesitan ser totalmente demolidas. ¿Porqué PRONIS  no observó esas irregularidades  antes de otorgar el adelanto al segundo contratista?.

Si  se espera que el comité de monitoreo y seguimiento actúe con total imparcialidad y seriedad,  sus miembros tendrían que hacer una labor de árbitros y no dejar pasar la menor falta, ni casarse con nadie. De lo contrario el comité podría quedar como un afiche, pegado en la pared.

En el mejor de los casos, el comité tendría que exigir a la empresa supervisora de la obra que cumpla la labor para la que ha sido contratada y, de ser el caso, ante cualquier indicio irregular demandar la presencia el Ministerio Público ¿o es mucho pedir?.