Editorial

EL VALOR DE NUESTRO PATRIMONIO CULTURAL

Templo de Punkurí:

Después de cinco años de  mantenerse cerrado al público como consecuencia de los daños causados por el Fenómeno El Niño del 2017, el milenario  templo Punkurí, localizado en el valle de Nepeña, acaba de ser motivo de una buena y alentadora noticia. Muy pronto será reabierto y volverá a recibir visitantes.

Conforme hemos dado a conocer en nuestra edición de ayer, recientemente se ha llevado a cabo una reunión de coordinación con este específico motivo, cuya finalidad es concretar las condiciones para que Punkurí pueda volver a recibir muy pronto los beneficios del turismo regional, nacional e internacional.

A la referida  cita asistieron representantes de la municipalidad provincial del Santa, municipalidad distrital de Nepeña, Universidad Nacional del Santa y de la Dirección Sub Regional del ministerio de Cultura; es decir de los organismos directamente relacionados y comprometidos con la conservación y puesta en valor de Punkurí.

El objetivo, según ha trascendido, se refiere, por un lado,  a una evaluación de los daños causados por el fenómeno climático y, asimismo, a la elaboración de un expediente técnico cuya ejecución permita brindar a este monumento arqueológico la debida protección y seguridad ante la inminencia de eventos climáticos similares.

Como se sabe, todos los trabajos de investigación que se han realizado hasta este momento, señalan que la construcción del tempo de Punkurí  se ubica entre los años 2000 y 1400 antes de Cristo. Eso significa que Punkurí tiene una antigüedad a la fecha de entre 3500 y 4000 años, y que posiblemente fue en su momento el centro de peregrinación más importante de todo el valle de Nepeña. Destaca en él, la presencia de una escultura de barro que representa el rostro estilizado de un felino, que da la impresión de estar resguardando el ingreso al templo. No obstante ser una construcción de adobe y arcilla en más del 90 por ciento, Punkurí continúa hasta hoy desafiando de pie el paso de los siglos.  Sin discusión alguna, se puede decir que Punkurí es un libro abierto, en cuyos muros están escritas las primeras páginas de la historia del Perú.

Ya en 1937, su presencia  cautivó a Julio C. Tello, el padre de la arqueología peruana. Posteriormente lo haría con  Luis Lumbreras, Federico Kauffman Doing y, hasta hace poco, con Lorenzo Samaniego Román. Fue precisamente este último quien consiguió aunar el  apoyo de la municipalidad distrital de Nepeña, así como de las empresas Siderperú  y Agroindustrias San Jacinto, hecho que, hace ya más de cuarenta años, permitió la puesta en valor de  Punkurí y su apertura al turismo nacional e internacional.

Hasta antes del 2017, Punkurí era el punto de concentración de un considerable flujo de visitantes, que incluía numerosas delegaciones escolares. De ahí que el anuncio de su pronta reapertura haya sido motivo de una noticia muy bien recibida. El valor de nuestro patrimonio cultural es incalculable.