Opinión

LA REGIÓN ÁNCASH NO TIENE QUIEN LA DEFIENDA

Por: CPC SERGIO AGURTO FERNANDEZ

Desde siempre, el sueño del poblador chimbotano, entre otras prioridades, estaba ver irrigado todo el desierto comprendido entre los valles de los ríos Santa y Nepeña, precisamente con las aguas del Rio Santa, con proyección para llegar hasta Casma, y con ello cambiar el paisaje de los extensos arenales por el verdor de una exuberante vegetación.

Por mucho tiempo se ha venido deshojando almanaques, cada cuatro años, con la esperanza de ver aparecer en el horizonte político, a un aguerrido gobernador de carácter firme y convicciones claras, capaz de romper el maleficio de años de postración, frente al despojo sistemático de las aguas del Rio Santa, que abusivamente se viene perpetrando por los vecinos liberteños, en grave perjuicio para la agricultura del valle y de la salud hídrica de la población. Contra todos los detractores que pudieran tener, cuanta falta hace tener al frente de la Región, a personalidades de la talla de dos ex alcaldes de la ciudad, corajudos y exitosos, como lo fueron los señores Guzmán Aguirre y Estuardo Diaz. El Sr. Guzmán, reordenando la administración municipal; como armador pesquero encabezando a su gremio en la financiación,  para entonces, del futuro palacio judicial; erradicando el comercio ambulatorio del centro de la ciudad, trasladándolos al Centro Comercial Los Ferroles, previamente construido para el efecto; y, el Sr. Estuardo Diaz, gracias a ser un excelente gestor, tenemos ahora el Estadio Centenario y a la Escuela de Sub Oficiales de la Policía, siendo el segundo en la Región Ancash, como ninguna otra región la tiene.

Tuvimos la gran oportunidad de lograr el desarrollo de Ancash, cuando llegó al gobierno un presidente de la República, oriundo de esta Región, con los suficientes pergaminos académicos que hacían presagiar un futuro diferente para el país y para la Región en particular. Nada de esto ocurrió, sus ansias de poder envilecieron su trayectoria profesional, enlodando el buen nombre de esta parte del país que lo vio nacer. De haber tenido amor por el terruño, sus deseos de ayuda pudieron haberse plasmado, bastando con levantar el teléfono para ordenar a que se cumpla su santa voluntad, con la ejecución de las obras públicas que todas las provincias de la Región reclamaban. ¿Tenemos algo de qué agradecerle a dicho señor?, ¡NO!

La Región tiene cinco congresistas, siempre elegidos de entre todas las provincias. En este quinquenio de gobierno (2021-2026), por fortuna todos ellos son naturales de Chimbote. Con igual optimismo abrigamos la esperanza de que cuanto menos, esta vez si iba a ser posible la ejecución del Proyecto Especial Chinecas; pero no, quizás por la falta de peso político para ser gestores en las altas esferas del gobierno, han disimulado su inacción accediendo más bien a desarrollar temas de índole personal y al figuretismo, olvidándose que gracias a los votos recibidos, ganaron la curul que ahora ocupan. Pero la excepción de la regla puede ser la Congresista Lady Camones.

Frente al álgido problema de la escasez de agua que ya se hace sentir, testificamos la mala intención de un pícaro vecino (La Libertad), que aprovechándose de la pasividad, la tolerancia y a la falta de una autoridad que la defienda, al guerrazo y con prepotencia, a decir de las Juntas de Usuarios, se ha apoderado de todo el caudal del Rio Santa, construyendo un muro de orilla a orilla, que impide el natural curso del agua, cuyo caudal es producto del deshielo de nuestras cordilleras y que es patrimonio regional.

Ancash y La Libertad, geográficamente están unidas por una natural línea demarcatoria de 46 kilómetros, que es el cauce del Rio Santa, que va desde el C.P. Chuquicara hasta su desembocadura en el mar. Al pie de este punto se ubica la bocatoma de Chavimochic. De aquí aguas abajo, no hay afluentes por ninguno de sus márgenes que abastezcan de agua a las Juntas de Usuarios de Santa e Irchim, a las poblaciones de Chimbote y Nuevo Chimbote y al Valle de Nepeña, todos ubicados en su margen izquierdo, y sobreviven con el poco volumen de agua, menor a lo que legalmente les corresponde (60%), y es el sobrante cargado de sedimentos minerales que Chavimochic devuelve al Rio Santa, para saciar la sed de los seres vivientes asentados en esta parte de la Región.

Chinecas y Chavimochic nacieron para desarrollarse paralelamente, pero que, gracias a lo nefasto que fue el primer gobierno de Alan Garcia y en memoria de su líder aprista, priorizó a Chavimochic dejando de lado a Chinecas. Chavimochic ya se va por la tercera etapa, embalsando las aguas en la represa de Palo Redondo que tiene la fabulosa capacidad de 401 Hm3. Como se ve, no solo hay un abusivo aprovechamiento de un recurso hídrico ajeno en beneficio propio, sino que “generosamente” lo pretenden “regalar” a otra región (Lambayeque), con la alucinación de que las aguas del Rio Santa son inagotables.

Hago permanentes viajes por la ruta del Cañón del Pato, y con nostalgia y preocupación veo que el Rio Santa cada vez tiene menos caudal, especialmente en la época de estiaje en la sierra. El Rio Santa es un rio de curso regular con agua durante todo el año, con mayor caudal en época de lluvia (diciembre a marzo) y disminuye en los meses de abril a noviembre, y el agua que discurre en este periodo, es producto de los deshielos y esto debido a un acelerado derretimiento de los nevados que dejaron de ser “nieves eternas”, para convertirse en simples cerros de piedra, tal como ocurrió con el nevado Pastoruri y otros más.

El problema del cambio climático nos debe llamar a la reflexión y a pasar revista a cuanto proyecto hídrico se tenga en cartera, y los proyectos Chinecas y Chavimochic son dos de ellos, y siendo consecuente con ello, es recomendable que la tercera etapa de Chavimochic no se ejecute, mucho menos la represa de Palo Redondo; el hacerlo sería un despropósito y un desperdicio de dinero que traería consecuencias. Por ejemplo, no se puede montar una factoría si antes no se tiene asegurado el suministro de la materia prima; este caso es lo mismo, cómo proyectar una expansión agrícola si se sabe del problema hídrico que se avecina, porque las aguas del Rio Santa se están agotando, y de aquí a unos veinte años, o quizás menos, ya no habrá agua ni siquiera para el uso poblacional. Esa es la cruda realidad y todo cuanto se haya avanzado con Chavimochic, volverá a ser tal como lo era antes, extensos y polvorientos arenales. Que ya no se desperdicie el dinero haciendo obras faraónicas.

Los trujillanos se han mal acostumbrado haciendo uso de un recurso hídrico ajeno. El racionamiento de agua que había antes en esa ciudad ahora es un ingrato recuerdo del pasado, porque con la llegada de las aguas del Rio Santa, cambiaron sus usos y costumbres de vida, ahora tienen el servicio las 24 horas del día, mientras que Chimbote y Nuevo Chimbote el racionamiento siempre fue permanente.

Por todo esto y con propiedad decimos: “La Región Ancash no tiene quien la defienda”. No existe un líder regional con capacidad de convocatoria, porque lo vamos a necesitar; en evidente que se avecinan situaciones conflictivas con nuestros vecinos trujillanos por la posesión del agua; no se necesita ser un vidente para predecir que esto ocurrirá. Por otra parte, nuestra población siempre ha sido indiferente frente a las convocatorias para las marchas y los paros de protesta por las reivindicaciones sociales que se plantean, especialmente los pobladores de Nuevo Chimbote, que siempre miran de reojo y no se dan por aludidos, cuando ellos serán los más perjudicados cuando todo aquello ocurra.

Este recurso vital, que ahora empieza a escasear en todos los países, es mucho más valioso de cuanto tesoro pueda existir sobre la faz de la Tierra. Se dice que en el mundo moderno las guerras del futuro ya no serán por las ambiciones territoriales, el petróleo o cualquier otro recurso, sino que será por el agua.