Editorial

Otra farsa llamada regionalización

Las cosas claras:

A veintiún años de haberse creado los gobiernos regionales, es imposible ocultar el fiasco que en la práctica estos organismos representan para  la marcha país. Salvo el hecho aislado e inútil de haber reemplazado la denominación de “departamento” por el de “región”, el proceso de regionalización  no tiene la menor trascendencia  ha modificado en nada  la realidad.

De acuerdo con un último informe emitido por el Instituto Peruano de Economía, del que nos hemos ocupado en nuestra edición del  pasado viernes 8, diez de las veinticinco “regiones” del país no han ejecutado ni el 50 por ciento del presupuesto de inversión pública correspondiente al año 2023. El dinero que el gobierno central ha puesto en sus manos para la ejecución de obras y servicios que mejoren la calidad de vida de la población, está ahí, a su entera disposición, pero sin ser utilizado por falta de capacidad de gestión.

Como ya se ha hecho costumbre, por segundo año consecutivo Ancash se mantiene en el último lugar de la tabla con apenas el 33 por ciento de ejecución presupuestal; y cuando estamos en vísperas de finalizar el año, es imposible que esta desastrosa y humillante  colocación pudiera revertirse.  En gestión pública no existen milagros.

Una breve mirada retrospectiva, nos  permite ver que en veintiún años de “regionalización”, Ancash está muy lejos de haberse favorecido con el proceso de regionalización. Nunca antes como  a lo largo de estas dos décadas, se ha visto en Ancash tantas obras públicas paralizadas y abandonadas. Millones de soles han ido a parar a manos de la corrupción.

Mientras tanto, hospitales como el Víctor Ramos Guardia de Huaraz y La Caleta de Chimbote,  continúan funcionando con la misma infraestructura  de hace más de 70 años. Y no solo eso. Ha sido precisamente en estas dos décadas cuando el proyecto especial Chinecas  ha sufrido la invasión de más de 15 mil hectáreas, que hasta hoy hacen de él un proyecto inejecutable. En estas condiciones, es imposible negar el daño que la regionalización le ha causado a Ancash

Lejos de impulsar el desarrollo social y económico sostenido, como lo consagra la ley que lo ha creado, el gobierno regional de Ancash se ha convertido más bien en el peor enemigo de este desarrollo. Aparte de las obras millonarias que mantiene paralizadas y abandonadas, la mayoría de expedientes técnicos que elabora y aprueba el gobierno regional de Ancash adolecen de innumerables fallas e incoherencias que hacen imposible la ejecución y avance de estos proyectos. Casos como los del Politécnico Nacional del Santa, las pistas y veredas del centro poblado Los Chimús, el Colegio José Gálvez Egúsquiza, el Colegio de Lacramarca Baja N° 88027, el Coliseo Cerrado de Coishco, solo por citar algunos ejemplos,  nos relevan de mayores comentarios. Una gran pérdida de tiempo y dinero.

En conclusión, no se puede negar que el gobierno regional de Ancash ha perdido por completo la óptica de desarrollo, como lo consagra su ley de creación, y en su afán de de buscar protagonismo ha caído en la equivocación de competir con las municipalidades provinciales y distritales en la ejecución de obras de pistas y veredas, que en el fondo es una duplicidad de gasto y esfuerzo. Desde ese punto de vista, el proceso de regionalización, tal y conforme se presenta en Ancash, no deja de ser otra farsa.