Por: WALTER MIGUEL QUITO REVELLO
Una crítica hacia la Ley que nació con la finalidad de prevenir y sancionar la violencia familiar y la violencia contra la mujer sin embrago para lo único que ha servido, es para es para dividir a las familias y demostrarnos la violencia que existe en una sociedad cada vez más injusta e hipócrita.
Partimos por la hipocresía y nos pregúntanos existirá ¿Juez, comisario, abogado y cualquier otro ser con título que no se enoje y levante la voz? Imposible porque el enojo, la alegría, llorar, reír, estar alegre o triste forma parte del ser humano. Pero si levantas la voz y eso causa afectación psicológica serás perseguido por policía y un fiscal, y sentenciado por un Juez que tiene todas las emociones antes indicadas.
Les voy a resumir 2 casos en el primero una pareja de esposos con tres hijos a quienes llamaremos Jhovana y Luis tenían problemas de pareja, no tuvo mejor idea Jhovana de denunciar a Luis. Se activó el sistema y paso evaluación psicológica y evaluación Social, que por cierto son copia y pega, sumado a ello la ficha de evaluación de riesgo, dio severo. Suficiente para que ahora un Juez de Paz dicte medidas de protección, entre una de las medidas fue el alejamiento de la supuesta víctima otros jueces más discretos, el alejamiento lo resuelven con fines de agresión. Después lo denuncio una de las hijas porque el padre lo encontró en su casa con un enamorado otra orden de alejamiento. A pesar que el fiscal sabía que existía otra denuncia en donde la hija denuncio al enamorado por agresiones. Luis estaba en lo correcto, hizo lo que cualquier padre ya sea Juez, Fiscal o Policía haría, defender a su hija.
EL otro caso la llamaremos María, quien denuncio a su esposo por alimentos y le pidió la liquidación. En venganza la suegra lo denuncia por Violencia Familiar a María, aduciendo que había violentado físicamente a su hijo. El caso llega al juzgado y velozmente siendo un juzgado lento, le quita la tenencia a María y le dan a la abuela. Todo sucedió tan rápido que María ni enterada hasta que un día la abuela, se llevó al descuidado al nieto. María va a la comisaria a poner su denuncia y recién se entera de todas las decisiones judiciales. María desesperada acude al juzgado conversa con el secretario, quien le dice, que va ver su caso… y le cobra un monto. El secretario lenteja que corrió proyectando la medida de protección se ofreció a apoyarla.
En conclusión, la Ley de violencia familiar ha servido para dividir familias, para que malos funcionarios del poder judicial hagan su feria con las pobres victimas en una sociedad en donde impera la Ley del más fuerte. No es cuestión de familia, ni de género. Porque violencia vemos en toda la sociedad, en la policía, en la fiscalía, en el poder judicial, en las instituciones del Estado. Por lo general, el que tiene mayores ingresos en la familia o en la sociedad, sea hombre o mujer ejerce una violencia sobre el otro. También ha servido para que jueces, fiscales y policías hagan su carrera haciéndonos ver como un país pegalón.
El derecho penal es de última ratio, las familias deberían resolver de otro modo sus diferencias y la Ley de violencia familiar y de género debería ser para casos más severos cuando la familia ya no pueda solucionar sus problemas y no por cualquier discrepancia porque si no parecerá que somos un país de delincuentes y no es así.