Opinión

Es momento de que Chimbote sea algo más que la capital de la pesca y el acero

Por: Oscar Wong (*)

En una de las escuelas de padres del colegio de mis hijos, fue impresionante escuchar al notable expositor: “no se debe etiquetar a los niños, ni positivamente, menos negativamente; ya que cuando lo hacemos, estos asumen el rol que les dicta su etiqueta y dejan de explorar y explotar su potencial”. De este contexto, me interesa resaltar el asunto de “las etiquetas” y sus consecuencias. Es increíble como estas pueden encasillarnos a un rol tan predeterminado y dañino que desvirtúan el verdadero potencial que se puede poseer.

Desde de mi etapa colegial de primaria, allá por los años 1983 en adelante, siempre escuché mencionar tanto a mis profesores como a los adultos a mi alrededor: ¡Chimbote es la capital de la pesca y del acero!, todos se veían muy orgullosos de tal exclamación. Recuerdo inclusive que, en la Av. José Pardo, frente a la plaza de armas de Chimbote, había un enorme monumento, el siderúrgico, que representaba al trabajador del acero. Y en cuanto a la pesca, bueno, bastaba con percibir el olor que emanaban las fábricas y ya reconocíamos “la pesca”; cuando olía así y como niños nos quejábamos de ello, los adultos decían “no reniegues del olor, es ¡la plata!”.

El distrito de Chimbote fue creado oficialmente en 1906; la frase “Chimbote, capital de la pesca y del acero” no es tan antigua como su creación, pero sí bastante conocida tanto en el Perú como en ciertas partes del mundo a consecuencia del boom pesquero de los años 60’s y de su posterior reconocimiento en los 70’s como primer puerto del mundo por los altos volúmenes de pesca y el movimiento económico que estos generaban. La siderurgia tuvo su inicio algunos años antes de los 60’s y fue la primera empresa del acero en el Perú. Podría contar mis propios años y decir que llevamos poco más de 40-50 años sosteniendo firmemente que somos la capital de la pesca y del acero; y tal vez me quedo corto en cálculo. En el 2022, el congreso de la república declaró a nuestra ciudad como “Capital Histórica de la Pesca y de los Recursos Hidrobiológicos”, con lo que se oficializó, en parte, la etiqueta que por años lleva nuestro Chimbote.

Sin desmerecer ni desacreditar nuestra historia que, dicho sea de paso, es parte de nuestra identidad Chimbotana, sí es importante que repasemos el tema inicial: “la etiqueta”; que ha sumergido por años a nuestra ciudad como aquel niño que sólo es capaz de asumir el rol que le dicta “su etiqueta”; capaz de desarrollar tan sólo dos economías relevantes, la pesca y el acero. Desde hace ya más de una década, cuando a nuestro mar le da un resfriado a Chimbote le da una agonizante neumonía y hay que estar rogando para que el mar se cure y así salgamos de nuestro difícil cuadro. Y del acero, ya no queda ni el monumento; sí es una industria importante y tal vez más eficiente desde que se privatizó, pero ya no tan representativa como lo fue en décadas pasadas.

Entonces, con mucha más firmeza que nuestros padres y abuelos, debemos decir hoy, que llegó el momento de que nuestro Chimbote sea más que tan solo la capital de la pesca y del acero; debiendo convertirse en una ciudad de potencial desarrollo comercial, industrial y tecnológico; que concentre no solo dos industrias importantes (pesca y acero) sino muchas otras más y con la misma o mejor relevancia que las primeras.

Dicen que las comparativas son odiosas pero algunas veces son necesarias. Quien haya recorrido la zona norte del país sabe que ciudades como Trujillo, Chiclayo y Piura resultan ser economías pujantes y consolidadas; realidades que no resultan del azar sino por el trabajo de su empresariado local, las inversiones nacionales e internacionales; de la actitud de su gente trabajadora y también, por las condiciones y oportunidades que generan todas sus autoridades políticas claves para lograr esta finalidad. Vemos por ejemplo como la agroexportación se ha potenciado a lo largo de los años en estas regiones; así mismo, la acuicultura, la pesca, la minería, el comercio, la gastronomía, el turismo, y la lista sigue. ¿Por qué Chimbote no puede ser mejor que cualquiera de estas ciudades hermanas de la costa norte? ¿Por qué Chimbote no puede ser el centro tecnológico, turístico, gastronómico, arquitectónico, portuario, etc., del Perú? Es incómodo apreciar que cierta literatura, señalizaciones, proyectos, y otros más, pasan directamente de Lima a Trujillo y viceversa. Cuando vienes manejando de sur a norte o de norte a sur, por ejemplo, anhelas ver el letrerito, la señalización que diga: Chimbote a 120km, 70km o 50km; pero no, no lo encontrarás. En ciertas situaciones, es como si Chimbote no existiera o no fuese una ciudad importante del Perú o como mínimo de la costa norte; por favor, no nos pasen de largo. Si esas cosas tan simples dan coraje, imagínate ver que Chimbote no ha podido, en más de 40-50 años, librarse de “su etiqueta” para así lograr evidenciar todo el potencial y creatividad que tiene su gente, el empuje de sus emprendedores, el profesionalismo que se demuestra, la capacidad de sus industrias, etc. Busquemos hacer más por Chimbote, logremos juntos mayor reconocimiento por la diversificación, por lo que hacemos y cómo lo hacemos; y no por cómo “nos etiquetemos”.

(*) Abogado, MBA Centrum PUCP, Mtr. en Liderazgo EADA España. Mtr. en Biblia y Teología DTS EEUU (en curso)

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