El último fin de semana, aprovechando el feriado largo y coincidiendo con el inicio del penúltimo mes del año, el Gobierno publicó el decreto de urgencia con el cual dispone el reinicio de las obras paralizadas que, por diversos motivos, existen en el país con la finalidad de reactivar la economía regional y elevar los porcentajes de los alícaidos niveles de empleo.
La decisión recoge un planteamiento realizado por la Contraloría General de la República que, con la debida antelación, hizo llegar a la Presidencia el Consejo de Ministros una iniciativa legal fundamentando la necesidad de retomar muchas obras con el necesario envión del financiamiento gubernamental que no llega al interior del país.
Y es fácil deducir las motivaciones del organismo de control pues es esta entidad la que, atendiendo a sus legales atribuciones, conoce la realidad de las obras en el país, maneja información privilegiada de la situación en la que se encuentran, conoce las cifras de cada una de ellas y está en capacidad de ofrecer una estadística exacta respecto a su real dimensión.
Y es que este tema deja margen para que se pueda tomar una radiografía de cada una de ellas, cada obra tiene su historia, tiene sus avances y sus características muy particulares, por ello es que se requiere de una normatividad especial para que pueda ser tratada de manera efectiva y para que este intento no fracase.
Lo cierto es que una noticia de este calibre no puede ser más reconfortante e importante para una región como Ancash, en general, y una ciudad como Chimbote, en particular, pues es aquí en donde se observa el abandono de muchas obras de la manera más descarada y de los contornos delictivos que existen detrás de ella.
En efecto, Ancash no es sólo una de las regiones que tiene más obras abandonadas sino que la mayoría de ellas quedaron paralizadas como consecuencia de maniobras dolosas que se perpetraron en la llamada red de corrupción como se conoció a la gestión del ex presidente regional César Álvarez Aguilar, inclusive, se sabe que algunos de estos casos llegaron a judicializarse.
Nos estamos refiriendo al mecanismo delincuencial que se puso en marcha dentro de la gestión regional de César Álvarez, por la cual se maquillaron contabilidades y balances con la finalidad de sustraer presupuestos de obras ya licitadas y en ejecución para transferirlos a otras en ciernes con el único objetivo de lanzarlas a licitación y aprovechar el diezmo, para sacar provecho de las mismas y beneficiarse económicamente.
Y es que no hay que ser un erudito para comprender que ese traslado de los presupuestos solo sentaba las bases de una futura paralización que afectaba a las dos obras, tanto a la que se encontraba en ejecución como aquella a la que destinaban esos recursos, pues ambas en el camino se quedaría sin dinero que le permita avanzar los trabajos.
Esto no ha sido una novedad y no tenía que haber sorprendido a nadie, pues en la época del mismísimo ex presidente regional Álvarez Aguilar los pocos medios de comunicación independientes denunciaron esa delictiva modalidad, emplazaron al ex titular de la región porque se iniciaba esta espiral de abandono por parte de las empresas constructoras y en esa oportunidad solo atinó a responder que había un forado presupuestal que se generó en un recorte del canon minero y que por esa razón demandaba al ejecutivo retorne los 157 millones de soles que decía que era el faltante.
Sin embargo, los entendidos retrucaron en esa oportunidad no hubo recorte alguno, que este argumento era una falacia creada por el ex presidente regional para justificar el faltante de los presupuestos de obra, y, fue entonces que Álvarez salió con el cuento de los remanentes mineros que el gobierno no habría entregado y ahora le reclamaba ni más ni menos que poco más de 500 millones de soles.
Esa es historia conocida, los ancashinos no olvidarán jamás la manera como César Álvarez pretendía justificar no solo la ineficiencia de su administración sino la ladina forma como se pretendía eludir la grave responsabilidad que les alcanzaba al haber montado toda una estrategia para arrancar presupuestos que estaban debidamente reservados para otros fines.
Por ello es que muchas obras se quedaron a medio camino algunos en estado incipiente y otras a solo unos 15 o 20% de ser terminadas, este último pequeño grupo es el que fue atendido por los sucesores del ex presidente regional, la mayor parte quedó tal y como estaba, sin futuro alguno.
Justamente, esas maniobras dolosas fueron detectadas por la Contraloría de la República y se generaron informes que llegaron a manos del Ministerio Público, como el denominado caso “malversación de fondos” que se siguió contra Álvarez y algunos de sus funcionarios, en el cual se denunciaron estos malos manejos para desviar los fondos de tres obras.
En este caso, César Álvarez ha sido condenado en doble y definitiva instancia a dos años de pena efectiva, empero, todos saben en nuestra ciudad que las obras abandonadas y paralizadas por este mecanismos delincuencial fueron muchas más, hay algunos que representan al prototipo de la corrupción, como el Coliseo Cerrado Gran Chavín en donde se han enterrado millones de soles que se han despilfarrado de la peor manera.
Ahora, ha surgido una voz de esperanza para estas obras condenadas a quedarse tal y como estaban, el Gobierno ha aceptado el planteamiento de la Contraloría y ha puesto en marcha un programa que busca retomar y concluir muchas de ellas, para eso se designarán comitivas que se encargarán de evaluar las condiciones en las que quedaron, la viabilidad de renegociar con las constructoras que fueron contratadas en su momento o volver a licitar los saldos de obra.
Lo importante es que se ha tomado la decisión política de retomarlas y concluirlas, esto es importante porque no se debe permitir que se sigan deteriorando más de lo que ya están. En Ancash hay varias obras en estas condiciones, también en nuestra ciudad se encuentran en el mismo trance, de allí que se espera que se reactive el sector con una inyección presupuestal que cubra esos desfases que las llevaron a quedar en estas lamentables condiciones.