Cuando todos esperábamos que la nueva década que se ha iniciado con el presente año se caracterice por una mejor estabilidad y con anuncios que promuevan el desarrollo de los pueblos, lamentablemente las calles de Chimbote se vieron convulsionadas en la primera semana de este 2020.
Y no fueron los trabajadores de los pliegos sectoriales los que inauguraron este 2020 con protestas, sino que fueron los pescadores los que realizaron una nutrida y extensa movilización para demandar el cierre de la temporada pesquera y la renuncia de la Ministra Rocío Barrios por marcada incapacidad para ejercer el cargo.
Habitualmente ajenos a estas manifestaciones, los pescadores salieron después de muchos años a las calles y no lo hicieron para demandar algún derecho o beneficio económico para ellos, sino que salieron en defensa de la anchoveta, el cardumen que es el insumo que sustenta su actividad laboral.
Y no realizaron una movilización más, por el contrario, fue una marcha de sacrificio que iniciaron en el vecino distrito de Coishco y culminaron en nuestra ciudad, en el frontis de la Dirección Regional de Pesquería en donde denunciaron las razones por las cuales han salido a las calles.
Como es de dominio público, la actividad pesquera se encuentra en este momento suspendida, aun cuando de acuerdo al calendario que normalmente rige sus actividades ya deberían estar en una veda biológica porque en estos meses comienza el desove de la especie y se tiene que dejar el tiempo necesario parta que se reproduzca y garantice una pesca sostenida.
Sin embargo, la segunda temporada de pesca del año 2019 ha sido absolutamente irregular, desde que las embarcaciones se hicieron a la mar en noviembre del año pasado no se hallaron los bancos de peces que tradicionalmente los espera en esas fechas, por el contrario, inicialmente hallaron mucha peladilla confundida entre las especies adultas, lo que hizo encender las alertas entre los hombres de mar.
Las autoridades fueron notificadas de este desbalance y los pronunciamientos de los gremios no se hicieron esperar, demandaron la suspensión inmediata de las actividades extractivas porque los niveles de peladilla eran preocupantes, sin embargo, la respuesta de la ministra fue la indiferencia.
Solo a finales de año, cuando los pescadores hicieron una primera protesta en las calles, la Ministra expidió una resolución mediante la cual se suspendía las faenas extractivas en casi todo el litoral por espacio de 10 días, luego de lo cual se retomarían las faenas de pesca.
Hasta ese momento no se había capturado ni siquiera el 25% de la cuota de pesca y la suspensión de las actividades implicaba que el pescador debería ser convocado nuevamente a zarpar en los días previos al año nuevo, dejándolos virtualmente sin la posibilidad de poder recibir el nuevo año junto a sus familiares y con los festejos a los que habitualmente todos acostumbran.
Pero eso no era lo principal, lo que preocupaba es que se dicte una miniveda de 10 días que resulta realmente absurda y antitécnica, al extremo que en experiencias anteriores se había advertido de su inefectividad, pues es realmente descabellado pensar que la especie crecerá más de 6 centímetros en poco más de una semana.
No hay que haber estudiado para saber esto, los pescadores saben cuando la especie está tan pequeña que no resiste a cualquier medida científica sino a un cierre total de la actividad pesquera para preservarla.
Por ello es que protestaron por esta decisión de la ministra y volvieron a pegar el grito en el cielo cuando en el advenimiento del nuevo año vuelve a dictar una suspensión de la actividad extractiva, es decir, amplía este régimen luego de suspenderlo 10 días y establece que se mantendrá esta paralización hasta que lo determine el IMARPE.
Justamente, esta segunda parte de la resolución ministerial guarda relación con la decisión de Produce de disponer una exploración científica con las embarcaciones de prospección del IMARPE a efectos de establecer las condiciones que tiene la anchoveta, supuestamente se busca recoger evidencia científica in situ, sobre el estado de la temperatura, la salinidad, oxígeno y micronutrientes en el mar, así como conocer la distribución y concentración del recurso, recogiendo información de tallas, entre otros aspectos biológicos.
Todo hace pensar que esta exploración busca crear las condiciones para extender el período de pesca, por ello los pescadores han salido a las calles para demandar que de una buena vez se cierre la segunda temporada del 2019, que no se pretenda hallar artificios para privilegiar a los poderosos de la pesca, a los que no les importa el tamaño de la anchoveta y menos su reproducción.
Infortunadamente la ministra Barrios no es una experta y menos especialista del sector pesquero, es una buena abogada que ha trasuntado muchas jefaturas de despachos ministeriales especialmente en el sector justicia. Sus antecedentes en la pesca se retrotraen al gobierno de Ollanta Humala en donde se desempeñó como viceministra solo por cuatro meses y el año 2017 regresó con otro ministro en la jefatura de control de calidad en la cual fue suspendida por el escándalo del ingreso de conservas chinas con parásitos.
Se trata de una tecnócrata que no tiene experiencia en el sector pesquero, el año pasado llegó a nuestra ciudad para conmemorar el Dia Mundial de la Pesca y en esa visita, paradójicamente, anunció que se reactivarían los comités regionales de pesca artesanal y que iba a salvaguardar el aprovechamiento responsable de los recursos pesqueros nacionales, teniendo en cuenta el respeto por las tallas mínimas de extracción, vedas y especies protegidas (¿?).
Con una ministra con estos antecedentes, es comprensible la demanda de los pescadores para que renuncie al cargo o que el gobierno la destituya. La actividad pesquera debe estar en manos de gente que no solo conozca el sector sino que no responda a los apetitos de los grandes empresarios a los que solo les interesa pescar el mayor tiempo posible. Hay que tener mucho cuidado con esto.