Después de casi un año Y medio que La comunidad de Ancash se escandalizara con los hechos protagonizados por una mujer que abusó sexualmente de su propia hija a la que sometió cuando estaba bajo los efectos de un tranquilizante, el Poder Judicial ha dictado sentencia y apenas si le impone 16 años de cárcel en un fallo dividido.
Justamente, esta diversidad de criterios en el fallo del Juzgado Penal Colegiado Supraprovincial obedece, justamente, a la gradualidad de la pena, la severidad con la que debería sancionarse un hecho repudiable como el que todos rechazamos en su debida oportunidad.
Ello porque dos magistrados del colegiado, los jueces Frey Tolentino Cruz y Luis Cáceres Haro, han considerado que no ha existido un acto de violación en si sino un delito de tocamientos indebidos, mientras que la tercera integrante de este Juzgado, Dra. Edith Arroyo Amoroto, considera que si se configura una violación y por lo tanto, a su parecer, se le debería imponer 26 años de cárcel, por lo que ha emitido un voto singular.
Muchos deben recordar este penoso pasaje registrado el año 2018, nacido en el circunstancial hallazgo de un teléfono celular en donde, al ser revisado, se hallaron imágenes sexuales explicitas en las que una menor de edad era sometida por otra mujer mucho mayor que ella, con la particularidad que la agraviada se hallaba bajo los efectos de un medicamento e inconsciente.
El escándalo estallaría cuando las imágenes llegaron a conocimiento del padre de la menor agraviada en ese vídeo, quien reconoció no solo a su hija siendo sometida a actos aberrantes, sino que identificó a la mujer que la somete y se trataba nada menos que de su propia madre, Danik Mariela Farfán Retto.
En poder de estas imágenes el progenitor acudió a la sede policial para denunciar a su ex esposa, pues ya se hallaba separado de ella y sabía que aquella tenía otra relación, aun cuando se encargaba de la patria potestad de sus dos hijas.
Con la denuncia en su poder y entendiendo que se encontraba frente a hechos sumamente graves y delicados, la Policía inició la búsqueda de la mujer y se dio con la sorpresa que había desaparecido de la vecina provincia de Huarmey y no se había esfumado sola sino que tampoco se encontraban sus hijas de 12 y 14 años, la última de las cuales era la victima de los sometimientos sexuales en el vídeo de marras.
Por ello es que se inició una búsqueda que se hizo a nivel nacional en la medida que los medios de comunicación de tiraje nacional se interesaron en el tema y llegaron a Huarmey para realizar reportajes de uno de los actos más aberrantes que se conozcan en los últimos años en nuestra Región.
El repudio general que provocó la difusión de estos hechos dio lugar a que en las redes sociales se incorporen ciudadanos que alentaban a todos a buscar a la denominada “madre diabla”, compartieron su fotografía y demandaban a quienes pudieran ubicarlas que lo hagan saber a las autoridades.
En realidad, la policía estaba al acecho de la mujer, los mejores investigadores se trasladaron al Cusco porque habían revisado los antecedentes de la mujer y sabían que tenía familia en la ciudad imperial, razón por la cual comenzó a revisar todos los establecimientos y hospedajes de la esa localidad porque entendían que era la única ciudad a la que podría haber viajado Danik Farfán para poder encontrar la mano de alguien que la ayude. Luego se conocería que ni su propia familia quería darle protección o encubrir su huida, pues ellos mismos repudiaron los actos que había cometido en agravio de su propia hija y no podían perdonarla.
Sin embargo, a los pocos días se anunció que las dos menores habían aparecido en la Plaza de Armas del Cusco, ellas fueron dejadas por un automóvil que se retiró en el acto y se sentaron en una banca a la espera de la llegada de alguien que las identifique y las auxilie y, en efecto, eso ocurrió cuando las primeras personas que llegaron a la Plaza de Armas de Cusco las vieron indefensas y presumieron que se trataba de las menores que eran buscada intensamente por las autoridades.
En realidad la presión de la búsqueda y el acecho de las autoridades, motivaron que Danik Farfán deje a sus hijas en manos de las autoridades, seguramente en la expectativa que con ello ya no la buscarían mas, empero, ella había cometido una atrocidad, había violado el honor sexual de su propia hija y como tal tenia que ser sancionada con todo el peso de la ley,.
Por ello es que a los pocos días la denominada “madre diabla” fue capturada y trasladada a Huarmey en donde se puso a disposición de las autoridades, en este caso bajo la investigación de la fiscalía de esa ciudad y el juzgamiento por el colegiado supraprovincial de la corte del santa teniendo en cuenta la gravedad de los hechos que formaban parte de la imputación.
Lamentablemente, en la secuela de estos hechos se pudo conocer que las dos menores hijas de esta mujer y del hombre que denunció los hechos, eran víctimas de un hogar disfuncional, cuando se pensaba que se apresurarían en correr a los brazos de su padre, en realidad le negaron el cariño y la protección paternal, dejaron entrever a la autoridades que su padre solo las golpeaba y las maltrataba y por ello no deseaban regresar a su lado.
Fue un capitulo triste en la medida que con la madre en la cárcel, la dos niñas tendrían que se entregadas al hogar de alguno de sus familiares, víctimas de un desequilibrio de una madre que nadie podrá entender jamás las razones de su accionar protervo y delictivo frente a su propia hija.
Fue un acto aberrante y eso nadie lo duda, el entorno que exista alrededor de estos hechos son materia de una evaluación de los magistrados, empero, la aplicación de la pena deja mucho que desear, aun cuando de trate de un fallo por mayoría, pues en este caso lo menos que se puede demandar es que se castigue con todo el peso de la ley, sino pueden ser más drásticos que aplique la pena propuesta por la ponente en voto singular. Es lo menos que se puede pedir ante hechos horripilantes que no deben repetirse nunca en un hogar.