Hace un mes atrás, cuando el gobierno decidió ampliar el régimen de aislamiento social obligatorio en nuestra ciudad, como parte de las siete regiones que fueron castigadas por su elevado índice de contagio y mortandad, en el marco de la pandemia generada por el Covid 19, dijimos que esta medida resultaba injusta para con nuestra Región Ancash.
Y es que en aras de un principio de equidad, advertíamos que si Ancash no había merecido el levantamiento de la cuarentena obligatoria, esta misma decisión debió haberse adoptado con las regiones de la libertad y Lambayeque en la medida que, en el papel sus cifras resultaban siendo similares a las nuestras.
Sin embargo, nos quedamos realmente cortos, pues nuestras cifras no resultaban similares o un poco mayores que las otras dos regiones del norte, sino que eran menores, sin embargo, todo indica que se habría apelado al maquillaje en nuestras regiones vecinas.
Ello porque la semana que pasó el gobierno admitió que las cifras de fallecidos a consecuencia del Covid 19 eran muchos mas de las que precisaban las cifras oficiales y que ello obedecía a una data desactualizada, un registro que se manifestaba solo en base al fallecimiento de las personas que contaban con un diagnóstico certero de Covid, mas no consideraba a los casos sospechosos que eran muchísimos mas.
Por ello es que la ministra de salud Pilar Mazzeti, dio a conocer que en la revisión realizada por los estamentos de su ministerio, se concluye que el número de fallecidos hasta el 30 de junio se incrementaba en 3,688 casos más, lo que quiere decir que de 13,767 el total llegó a los 17,455 fallecidos.
Sin embargo, además de la diferencia global de fallecidos, lo que nos muestra estas nuevas cifras es que el nivel de letalidad es sumamente superior al que se tenía los últimos días de junio que se hizo la evaluación y se consideró a Ancash en un saco de sanciones que no le correspondía, que debe ser diametralmente diferente a lo que sancionó el decreto supremo expedido por el Gobierno.
La tasa o índice de letalidad se refiere al cociente de fallecimientos en relación a las personas que se han contagiado de dicha enfermedad, cuyo resultado se suele multiplicar por 100 para mostrar el porcentaje.
Conocer la tasa de letalidad real es un reto ante las dificultades para tener un registro fiable de cuántos realmente son los infectados: pues escasean los tests para el diagnóstico y muchos son casos asintomáticos, empero, con la data de los organismos de salud se puede tener una idea de la situación de cada región.
Por ello es que las cifras sinceradas por el Gobierno ha permitido detectar que la Tasa de Letalidad de La Libertad (9.8%) y Lambayeque (7.39%) son muchísimas más altas que la del departamento de Ancash, pero esas regiones tienen ahora todas las licencias pues ya no están en cuarentena y su vida es normal, pero sus porcentajes son mayores que los de Áncash.
Ya se sabe que la reanudación de las actividades en las regiones en donde se levantó la cuarentena, entre ellas la Libertad y Lambayeque, han crecido de manera exponencial, lo que significa que la decisión adoptada a fines de Junio que nos prolongó la cuarentena hasta el 31 de este mes no solo fue injusta, sino que pone en evidencia que esta medida ha llegado a su inevitable final y ya no habrá mas cuarentena en Ancash.
Sin embargo, esto no solo se colige de las cifras equívocas que se manejaron por entonces o del sinceramiento de fallecidos hace una semana, sino que es producto del camino que ha decidido seguir el Gobierno para aplacar la grave secuela que está dejando la pandemia en el sector económico y productivo del país.
El gobierno es consciente que mantener un régimen de cuarentena estricto no solo equivale a socavar las fibras de la actividad productiva y económica del país sino que ya no resulta una medida eficiente y efectiva, lo que se estila en el mundo en este momento es aplicar la restricción a ciertas actividades y costumbres de las personas.
La cuarentana se limitará a las actividades que generen tumulto y congestión de personas, se tendrán que seguir limitando las discotecas, los cines, los espectáculos artísticos, los eventos deportivos en los estadios. Se tendrá que limitar el aforo de los centros comerciales, de los restaurantes, tanto así como se hace con el transporte desde este mes.
Ha llegado el momento de hacer entender a la gente que ahora le toca cuidarse y exigir al empresario o comerciante que debe obligar a las personas a asumir conductas distintas cuando acuden a sus negocios porque de ahora en adelante la prevención se cocina desde casa, con tres reglas de oro, distanciamiento, desinfección y uso de mascarillas y protectores faciales. Lo demás ya quedó en la historia negra de la salud mundial.