Editorial

Editorial: ::: LA VIDA SIGUE IGUAL :::

Hoy lunes 31 de agosto, los chimbotanos deberíamos prepararnos para reanudar muchas actividades que se encuentran paralizadas desde el 15 de marzo pasado o algunas de ellas desde abril o mayo a consecuencia de la pandemia del Covid 19, empero, no podrán hacerlo y seguiremos sujetos a las difíciles y angustiantes circunstancias por las que atravesamos.

Ello porque el pasado fin de semana el gobierno decidió ampliar el régimen de emergencia nacional y sanitaria en virtud del análisis de la situación por la que atraviesa el país en lo relacionado a la pandemia del Covid 19 y, fundamentalmente, por los efectos nocivos que se viene registrando a nivel nacional.

Por ello es que además de ampliar el régimen de emergencia nacional hasta el 30 de setiembre y el régimen de emergencia sanitaria hasta el 07 de diciembre del año en curso, también ha debido tomar medidas relacionadas con las restricciones que se deben respetar para evitar la propagación del virus y las miles de muertes de las personas.

Esta decisión había concitado mucho interés en la medida que se requería conocer cuáles serían las condiciones en las que el país debe mantener una reactivación que ya se encuentra en marcha y respecto a la cual, por ejemplo, nuestra ciudad y más de 46 provincias de cinco regiones se mantienen a la zaga debido a los altos índices de contagio que presentan.

Justamente, esta decisión la aguardábamos los chimbotanos en la medida que el sistema sanitario del que forman parte el MINSA y ESSALUD a través de los hospitales Regional y Laderas del Norte, así como sus centros asistenciales temporales, habían observado un notable descenso entre los pacientes que requieren de atención de salud.

Los directores de ambos nosocomios admitieron a mediados de agosto que el número de pacientes que llegaban a sus instalaciones con deficiencias respiratorias y cuadros graves de emergencia, había descendido y se advertía que existían muchas camas disponibles.

Esto nos generó una inmediata impresión que las cosas estaban mejorando, sin embargo, era solo el sinceramiento de las cifras y la respuesta de la pandemia ante la estrategia sanitaria de la intervención focalizada de la autoridad de salud.

Ya hemos dicho que este sistema ha permitido que personal de equipos e intervención rápida se ha venido desplazando a las instituciones que acumulan mayor cantidad de personas por su actividad, como el muelle artesanal o los mercados de la ciudad en donde se realizaron testeos de pruebas rápidas que han permitido detectar a los pacientes asintomáticos.

Lo mismo se ha hecho con los principales centros poblados de la ciudad, diferentes urbanizaciones, pueblos jóvenes y asentamientos humanos han sido visitados por los equipos de las redes de salud y los moradores fueron testeados, lo que ha permitido detectar en el acto la presencia de cientos de asintomáticos que son los que paulatinamente expanden el virus y generaban, sin quererlo ni saberlo, los cuadros severos entre familiares, amigos o compañeros de trabajo que resultaban siendo vulnerables.

De allí que este mecanismo de intervenciones masivas a la población lo que ha permitido es que no solo se identifique a los asintomáticos y se les entregue el tratamiento correspondiente, sino que se adopten medidas de prevención para su entorno, para evitar que, conociendo su condición de portador del virus sin que hagan síntomas, pueda contagiar a terceros.

Por ello es que, a sabiendas de la existencia del virus, ya no existe tanto paciente en nuestra ciudad, se ha detenido el colapso y las angustias de los hospitales como se registraba en meses anteriores, empero, ello no significa que la situación sanitaria haya mejorado sino que permite impedir que el número de pacientes graves se incremente, permite que aquellos que se encuentran al lado de un asintomáticos puedan tomar sus medidas de prevención, con mayor razón cuando se trata de personas de mayor edad o de vulnerables.

Si bien esto se ha vuelto más manejable para las autoridades de salud, las estadísticas no se han detenido y ello ha primado en la decisión del ejecutivo para mantener a la provincia del Santa dentro del mapa de peligro, junto a Casma, Huaraz y ahora Huarmey que se ha sumado al confinamiento absoluto.

De allí que habrá que parafrasear con la música de Julio Iglesias y decir que “la vida sigue igual”, que tenemos que seguir adecuándonos a esta coyuntura pero con la convicción que se hacen mejor las cosas y se pueden controlar las emergencias, pero que se entienda, de una buena vez, que ello solo depende de cada uno de nosotros, no depende del presidente, del alcalde, de los médicos o de algún otro. Esta es la realidad.