Editorial

::: NO MÁS CONTEMPLACIONES :::

El régimen sanitario es aquel que ha impuesto el gobierno para contener la ola de contagios del covid 19, en tal sentido, todos debemos respetarlo no solo por consideración a nuestra vida y salud sino porque existe la necesidad de proteger a los demás que se perjudicarían si cada quien no asume esta protección.

Lamentablemente, hay muchos que les importa un comino las normas vigentes y entre ellos encontramos a personajes que, lejos de corresponder a su estadía en el pais, se han dedicado a violar las leyes generar problemas y promover actos de violencia.

Nos estamos refiriendo a decenas de ciudadanos venezolanos que se han afincado en nuestra ciudad luego de haber emigrado de su país debido al régimen despótico y abusivo que han tolerado en su nación, empero, no han sabido corresponder el rol de anfitrión de nuestro país.

La semana pasada, dos grupos de estos personajes han provocado actos de violencia en diversos puntos de la ciudad y ha obligado a efectivos de la Policía nacional tener que intervenirlos y trasladarlos a una dependencia policía conforme al procedimiento.

El primer incidente se registró en la calles del centro de la ciudad, en donde un grupo de extranjeros que se dedica a la venta informal promovió un violento enfrentamiento con miembros de la Policía Municipal que tomaban parte en un operativo dirigido a ordenar el tránsito en las calles y evitar la aglomeración de personas.

Lamentablemente, el accionar de la autoridad se asume como una pretensión de restringir la posibilidad de vender productos en la vía pública, de allí que se generaron ajetreos, primero, y luego se observó una violenta pelea en la cual se incumplió el necesario distanciamiento social que es una medida clave para prevenir la propagación del virus.

La extremada violencia con la que reaccionaron los venezolanos fue realmente lamentable, derivó en una batalla campal que no tiene justificación en medio de la pandemia en la que nos encontramos, generando los abiertos cuestionamientos de transeúntes que asistían a un espectáculo realmente deplorable.

Pero si de trabajo se trata se podría decir que hay algo por lo que luchan, sin embargo, el fin de semana otro grupo de extranjeros promovió otro serio incidente cuando fueron sorprendidos bailando y libando licor en un inmueble del A.H. Villa Jesús, en el distrito de Nuevo Chimbote.

Allí fueron descubiertos en medio de una reunión en la cual la música, la cerveza y la ausencia de medidas de protección era la característica y una muestra de la indiferencia y desidia de esta gente frente a una situación de emergencia que, aparentemente, no significa nada para ellos.

Lo más grave es que estos individuos, entre ellos obesas y rollizas mujeres que no pudieron saltar los techos como otros para evadir a la autoridad, no tuvieron escrúpulo alguno de enfrentar  resistir la intervención y lo hicieron con el método que más conocen, es decir, el ejercicio de la violencia.

Como consecuencia de esta última intervención resultaron heridos dos efectivos de la Policía Nacional a los cuales les alcanzaron los objetos contundentes que les arrojaron los infractores, razón por la cual terminaron en los calabozos de la comisaria del sector.

Sin embargo, estas infracciones no tienen sanción alguna salvo que se configure un caso de reincidencia en el cual si se puede procesar a una persona, por lo que en el caso de estos personajes que han llegado a nuestro país y solo promueven delitos y actos de violencia se debería adoptar otra clase de medidas.

Una de ellas debe ser el inicio un proceso de expulsión pues si bien es cierto se les ha permitido ingresar al país y buscar la manera de ganarse la vida, no se puede seguir tolerando que agredan  a sus anfitriones e infrinjan la ley como se les da la regalada gana.

Tenemos que hacer la atingencia que no generalizamos, somos conscientes que han llegado ciudadanos de la misma nacionalidad que se rajan trabajando para ganarse la vida de manera lícita y para obtener los recursos que les permitan ayudar a sus familiares, a los cuales agrada darles una mano.

Empero, algo se tiene que hacer con aquellos que atropellan las normas y arrasan con las medidas preventivas en este periodo de pandemia, no más contemplaciones con ellos, por lo menos que se les inicie un procedimiento de expulsión porque no se puede seguir tolerando esta clase de insolencias y atrevimientos.